Cicuta
Por Jaime Flores Martínez
Viernes, 20 de Mayo de 2016.
Clairol
Ubicado por la mayoría de los tijuanenses como el «compadre preferido» del gobernador de Baja California Francisco Vega de Lamadrid, el actual candidato a la alcaldía de Tijuana Juan Manuel Gastelum Buenrostro cree que «pintándose el cabello» ganará la elección el 5 de junio.
¡Y es que el famoso «Patas» comete el error de emular a su amigo el gobernador Vega!
Aunque el mandatario estatal recibe a diario un caudal de críticas (pero no por teñirse el cabello) nadie cuestiona su carisma. Kiko le cae bien a la mayoría con excepción de AMLO.
Kiko Vega es un personaje agradable y atento, circunstancia que –sin duda– penetró en el ánimo de los bajacalifornianos para convertirse en gobernador.
Sin embargo, Gastelum Buenrostro, conocido como el Patas supone que los reflectores de Francisco Vega (o los recursos gubernamentales) lo favorecerán en automático.
Personajes que durante décadas han trabajado activamente en las campañas políticas, aseguren que el candidato Gastelum ha evitado al máximo la fatiga.
Hace una semana Cicuta subrayó que el Patas cree que ganará sin trabajar, pues sólo “se cuelga” de los eventos que realizan los candidatos a diputados por el PAN.
El viernes 13 se reunió con integrantes del grupo Madrugadores de Tijuana donde los asistentes testificaron resbalones de el Patas.
Alguien le preguntó sobre los resultados de su trabajo como diputado federal del PAN en el periodo 2012-2015.
En lugar de referirse a la labor legislativa propia, el señor Gastelum señaló que son 500 legisladores, lo que se traduce en un trabajo en conjunto.
Reconoce que como diputado algunos de sus compañeros le practicaban bullying y sólo faltó que le hicieran la “roque-señal”.
Un testigo de la reunión asegura que el Patas intentó hacerse el simpático al expresar chistes malos. Ésa misma persona, reitera que Gastelum adoptó malamente las frases y gesticulaciones de su amigo el gobernador.
Lo que ha distinguido su personalidad es la costumbre de preguntarles a sus amigos sobre los “hilos de plata” que adornan sus cabezas. ¡Que canoso estas! ataca Gastelum a sus similares.
Ante sus conocidos el Patas presume que “no tiene una sola cana” aunque se atropella al decir que nunca se pinta el pelo. ¿Y quién le preguntó?
Hasta los más ingenuos se muestran convencidos de que Gastelum es asiduo a la tintura de cabello aunque también debe serlo a teñirse el bigote.
Solamente alguien dedicado a cuidar su imagen podría a los 61 años lucir con un tono de cabello y bigote color negro azabache.
Algunos de sus correligionarios critican incluso el falso aspecto de adolescente que pretende proyectar.
Si bien somos libres de escoger el corte de cabello que nos dé la gana, también es cierto que la imagen de los candidatos es fundamental en la decisión de los electores.
Panistas “traga-sapos” arquean las cejas al ver a un hombre de 61 años que –por lo visto– se resiste a abandonar la moda de los sesentas.
Quiere sacar juventud de su pasado, pero además intenta imitar el discurso desarticulado de su amigo el gobernador Francisco Vega de la Madrid.
Para algunos azules su candidato Gastelum debe olvidarse de cuidar su cabello y dedicarse a proyectar su interés por mejorar la ciudad de Tijuana. Si deciden por el candidato seguramente lo esquivarán.
Trump
Muy preocupada está la comunidad mundial ante la mera posibilidad que el republicano Donald Trump pueda convertirse en presidente de los Estados Unidos.
Observadores en la política, subrayan que el presidente de Estados Unidos es en realidad el gobernante del mundo.
Al menos se meten en todos los rincones del planeta. Estados Unidos se asume como el policía del mundo.
Lo que no se ha dicho es que Trump tejió su plan desde una de sus elegantes oficinas ubicadas en el Pent House de alguna de sus torres.
Trump pagó una millonaria cantidad a una firma especializada en elaboración de estrategias mediáticas para poder alcanzar la popularidad. Y Trump lo logró.
Ese consorcio debió sugerirle practicar el discurso del odio y recurrir al desaseado fomento del miedo.
La mayoría de los estadounidenses simpatizan con la idea de tener un mandatario que aplaste el crecimiento de las minorías étnicas.
Si tenemos en cuenta que el voto es una reacción emocional, entonces hasta un demócrata podría decidir en noviembre entregar su sufragio al millonario Trump.
Ese alguien podría votar a favor de Trump si acaso (una noche antes) su vecino de origen mexicano trastorno su sueño nocturno con su música estridente.
Ese demócrata podría odiar las costumbres de su vecino y –su natural reacción– sería votar por Donald Trump.
Situación probable.
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