Cicuta
Por Jaime Flores Martínez
Miercoles, 25 de Mayo de 2016.
Cúpula
Agradecido con Dios por salir ileso de la emboscada, el teniente coronel Julián Leyzaola Pérez intentaba sobreponerse del sobresalto.
¡No dejaría que lo mataran!
¿Qué lo tacharan de cobarde?
¡Eso que!
Y es que mientras se realizaban las honras fúnebres de tres jefes policiacos asesinados el 15 de enero del 2008, Leyzaola se refugiaba en su oficina.
Ese, 2008, fue el año mas sangriento para los policías municipales de Tijuana.
¿Para que salir si querían matarlo?
La mañana del 17 de enero de ese año una persecución policiaca desató una balacera en la llamada Casa de la Cúpula, una residencia enclavada en la delegación de la Mesa de Tijuana.
Delincuentes identificados como una célula de la Organización Arellano Félix se pertrecharon en una fortaleza donde tenían secuestradas a ocho personas.
La balacera de la Cúpula demandó la presencia de elementos de la Policía Municipal, Ministerial, Policías Federales inclusive elementos del Ejército Mexicano.
Vecinos del fraccionamiento Cortez recuerdan que el tiroteo se extendió por tres horas, lo que provocó que varias cuadras fueran bloqueadas por las autoridades.
Decenas de niños del “Jardín de Niños mi Alegría” fueron desalojados en medio de la lluvia de balas.
Las escenas resultaron aterradoras pues por instrucción de los maestros, los niños abandonaron la escuela en fila, agachados y con las manos en la cabeza.
Enero del 2008 será recordado en Tijuana como el más violento de la historia moderna.
Hasta hoy nadie ha referido que el entonces Secretario de Seguridad Pública Municipal Alberto Capella Ibarra, ordenó al director Julián Leyzaola Pérez acudir a la movilización que en ese momento se realizaba en la Casa de la Cúpula.
Aunque Capella se resistió a confirmarlo, personal de esa Secretaría se encargó de filtrar la información: ¡el teniente coronel ignoró la orden de su superior!
Ésos mismos empleados que aseguran que Leyzaola desoyó la orden de Capella, justifican su decisión porque en aquel momento ¡Tijuana estaba en llamas!.
Testigos de aquella “desobediencia” consideren que la precaución canalizó la decisión del entonces jefe policiaco.
¡Nadie diría que Leyzaola lo invadió la cobardía!
El detalle brinca porque pasados los meses (ya como secretario de seguridad pública municipal) Leyzaola abrió la camioneta del Servicio Médico Forense (SEMEFO) para propinar dos puñetazos al rostro inerte de un delincuente asesinado.
Minutos antes personal de esa dependencia había levantado los cadáveres de dos pistoleros abatidos por los rumbos del Boulevard Lázaro Cárdenas de Tijuana.
Un personaje perfectamente enterado de la desobediencia de Leyzaola se dijo extrañado por la actitud del militar retirado.
¿Golpearle la cara a un delincuente muerto? ¿Por que no fue a la balacera de la Cúpula?
Apenas el pasado viernes, durante un programa radiofónico un periodista se refirió a una reciente declaración de Leyzaola, actual candidato a alcalde por el Partido Encuentro Social (PES)
El teniente coronel dijo (palabras mas palabras menos) que al despachar como alcalde de Tijuana el mismo patrullaría la ciudad.
¿El mismo? !Para eso hay policías!
Tan metido está en el tema de seguridad que este hombre subestima las necesidades de la gente.
Respaldo
Por cierto, hay quien dice que el gobernador de Morelos Graco Ramírez Abreu vino a esta frontera a brindar su apoyo al ex secretario de Seguridad Pública de Tijuana.
Aunque alguien pudiera extrañarse que viniera de tan lejos para impulsar a Julián Leyzaola, la realidad es que saturó de elogios a Alberto Capella Ibarra.
Este último fue secretario de Seguridad Pública de Tijuana y actualmente es el Comisionado de Seguridad en Morelos.
Aunque Capella está al margen de la promoción política, llama la atención que Graco aproveche su estancia en Tijuana para destacar la labor de Capella en Morelos.
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