INTRIGAS
DECÁLOGO –Segunda Parte–
Lo que quiere ser una serie de medidas para garantizar la paz y la seguridad de los mexicanos, que de varios quinquenios a la fecha se han visto tan alteradas a consecuencia de una interminable “guerra” –diría Calderón- contra la delincuencia organizada, son solo una “bola” de buenos deseos… y de medidas soterradas para reforzar el centralismo… y “controlar” a los ciudadanos con medidas dignas de aquellos estados totalitarios –tanto de izquierda como de derecha- del siglo pasado.
El gobierno federal, por la creciente inconformidad de la población con lo que se está viviendo, en mayor o menor grado, en todo el país, cuyo detonante o gota que derramo el vaso fue el evento de todos conocido, registrado hace dos meses en Iguala, Guerrero, que puso de manifiesto lo que es de todos conocido: la complicidad de algunas autoridades con la delincuencia, lo cual a su vez ha dado lugar a un escándalo más a nivel internacional, que orillo al gobierno a reaccionar al botepronto… sacándose de la manga el famoso, insuficiente y engañoso –entre otras muchas cosas– decálogo.
Es notorio que en la federación no entiende ni la indignación ni el enojo de los mexicanos, por no decir que no tienen la menor idea de lo que está pasando… menos la tienen del porqué. No quieren ver la crispación social desatada por la falta de oportunidades de desarrollo para el pueblo, y que tiene mucho que ver con la impunidad y el régimen de privilegio para y hacia los políticos que se enriquecen de forma desmedida gracias a la corrupción… y la impunidad.
La desafección ya impacta en el apoyo a la democracia como forma de gobierno, es en contra de todos los partidos y todos los políticos constituidos en una clase privilegiada. Así o más claro.
Los funcionarios en general, no perciben correctamente la realidad… y por eso tantas decisiones “tarugas”, por decirlo muy levemente. Desilusiona y decepciona el famoso decálogo, ya que toco solo por encimita, por no decir que de plano ignoro dos temas que tendrían que ser centrales, y que son las tan extendidas y desarrolladas por los tres órdenes de gobierno, que son la impunidad y… la corrupción.
Le cargó completamente la mano a los municipios, sin reconocer que los estados y la federación no cantan mal las rancheras. El estado y la federación pelean palmo a palmo con los municipios por liderar a ver quién hace más negocios y quien puede atracar más, la impunidad y la corrupción campean, y cuando bien nos va… solo son negligentes. Y el hilo se rompe por lo más delgado.
Lo del Mando Único, es una iniciativa que propuso Felipe Calderón hace unos cuatro años, para desaparecer alrededor de dos mil policías municipales, dejando la seguridad pública a cargo del gobernador de cada estado. Si, como usted lo está leyendo, el que se dice paladín de la municipalización (Calderón), resulta ser el “padre” de la criatura… digo idea, ahora retomada por Peña Nieto… cuyo partido en su momento lo rechazo la idea. Quien los entiende.
La realidad es que corruptas e inoperantes muchas de ellas, eliminar las policías locales trastoca por completo el modelo federal de Estado, y en la práctica, destruye en su sentido más amplio la autonomía municipal consignada en el artículo 115 constitucional. Lo que es claramente una regresión hacia el centralismo.
En su momento los priistas rechazaron el Mando Único con un catálogo de argumentos jurídicos, financieros, tecnológicos y operativos. Y en la realidad es que parece no funcionar, y como ejemplo está el único estado que la ha implementado, que es Morelos… donde este recae en el folclórico y nefasto “jefe Gorgory”, el Chucho Alberto Capella Ibarra… cuya actuación y la de sus muchachitos es por decir lo menos desastrosa… por lo que la federación ha estado en más de una ocasión a punto de intervenir. Pero se ha detenido por tratarse de un estado en manos de un partido político diferente al del presidente.
Independientemente de lo referido en líneas que anteceden, según la propuesta presidencial las policías les serán retiradas a los municipios… pero estos seguirán con la carga financiera… es decir, de sus arcas seguirán saliendo los recursos para el pago de los jenízaros. Aunado a lo anterior, nadie toma en consideración por la disparidad salarial entre los policías estatales con los municipales… y entre los diversos municipios de cada estado. Lo cual será todo un desmoche… que no se ha tomado en consideración. Como y conque dinero se van a homologar los salarios? O de plano no lo harán?
Además, los fondos federales como el SUBSEMUN llegan directo a los municipios. ¿Ahora van a pasar a control de los gobernadores para comprar patrullas, armas, uniformes y demas? ¿Cómo se va a financiar la infraestructura tecnológica? ¿Los ediles van a dejar perder ese dinero así como así? Difícil de creer. Y ni siquiera eso acaba con los riesgos. ¿Se imaginan a ese personaje con un negro historial a cuestas que es de la Osa… digo de la Rosa al mando de todos los policías de la entidad? ¡Qué miedo!
Y por último está el conflicto político: si los ediles no tienen policía a su mando, se convierten en subordinados del gobernador en turno. Es decir, regresamos a las épocas caciquiles, centralizadores, en que el Ejecutivo estatal dice a quién sí apoyar y a quién no. A su vez, ahora el gobernador y su secretario de (In)Seguridad Pública serán más responsables de lo que ocurra aun en las zonas más alejadas. ¿En verdad les conviene?
Mando Único, Clave Única de Población y 911 son temas que se abordan desde hace una década algunos, y otros desde tiempos inmemoriales, sin que se logre avanzar gran cosa. Crear un régimen económico especial para los tres estados más jodidos del país es un mejoralito para entidades donde la población y los empresarios se juegan la vida. ¿Quién va a querer invertir ahí por más privilegios fiscales y subsidios que se entreguen? Lo que pudrió esas zonas, además de la desigualdad económica y las escasas oportunidades de desarrollo, fue la nula aplicación del Estado de derecho.
Al Presidente no le falta buena voluntad, pero le falta un mejor diagnóstico: quizá él mismo se creyó la propaganda de que había movido a México.
El régimen de privilegios alejó a la casta política de los problemas comunes y corrientes que nos agobian al resto de los mexicanos comunes y corrientes. Si el Presidente no cierra la brecha a ese régimen de privilegios e impunidad, la distancia será peligrosa en poco tiempo.
En cuanto a la propuesta de crear un número telefónico único a nivel nacional para atender emergencias, este ya está planteado en la fracción IX, del artículo 190, de la Ley General de Telecomunicaciones y Radiodifusión publicada en julio pasado, con lo cual se reemplazaran los diecisiete números telefónicos que existen en el país para tal fin.
En fin, primero se tiene que concientizar al “preciso” que los temas centrales de este país son: la economía, el combate a la inseguridad, la corrupción y la impunidad. Y que solo se pueden dar, mediante la construcción de un estado de derecho pleno, que por cierto, en México nunca ha existido.
Es del dominio común, que el Estado de Derecho solo ha estado en los discursos oficiales y en los anhelos de las mayorías. Desafortunadamente la justicia ha sido privilegio del que puede pagarla, y muchos de estos… vía corrupción, se hacen de los recursos para comprarla.
Se necesita comenzar a transitar a un verdadero estado de derecho que disminuya la impunidad y poco a poco logre que la aplicación de la justicia se parezca en algo a la que se tiene en otros países, principalmente europeos… y que tanto se anhela en estos rumbos.
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INTRIGAS. Escrito por Ricardo Madrigal. Jueves, 04/Diciembre/2014.
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