Cicuta
Por Jaime Flores Martínez
Miercoles, 16 de Noviembre de 2016.
¡Felices!
Harto absurdo resulta que los delincuentes sean los mayormente beneficiados con la implementación del Nuevo Sistema de Justicia Penal (NSJP).
Los malhechores insultan al policía que intenta arrestarlos por la comisión de un delito.
El policía lo somete y –al llegar frente al juzgador– el delincuente acusa al policía de agresión innecesaria. De inmediato el juzgador debe liberar al malandro.
¡Resulta que el policía violó los derechos humanos del delincuente!
Álvaro González, doctor en derecho penal, considera que “urge” capacitar a los policías porque –resulta irónico—que los delincuentes conozcan mejor los vericuetos del NSJP.
Estorbante
Acostumbrado a ganar carretadas de dinero, el empresario Fernando Vizcarra Calderón se ha convertido en un estorbo para la modernización de la Aduana de Tijuana.
Vizcarra se resiste a que el gobierno federal reubique el espacio donde se realizan las inspecciones fitosanitarias en la aduana local.
¡Ya se acostumbró a embolsarse 3 millones de dólares al año!
Si acaso alguien lo ignora, el gobierno federal echa mano de empresas privadas para que administren los puntos de inspección de los alimentos procedentes del extranjero.
¡Los señores inspeccionan la mercancía de sus competidores!
¡Es conflicto de intereses!
Vizcarra es dueño del Grupo industrial y Comercial del Noroeste (GICONSA) que administra ese negocio en los patios fiscales de la Aduana.
En el espacio compartido GICONSA permite que inspectores del Servicio Nacional de Sanidad, Inocuidad y Calidad Agroalimentaria (SENASICA dependiente de SAGARPA) inspeccionen los alimentos que ingresan al país.
Lo mismo los alimentos para consumo humano y alimento para animales deben cumplir con las normas fitosanitarias.
En pocas palabras los inspectores de SAGARPA hacen el trabajo físico y, GICONSA se lleva la mayor parte de la ganancia.
Además ¿alguien sabrá que esos inspectores de SAGARPA se prestan para realizar inspecciones en la aduana gringa?
Para tener una idea mas clara, en ese punto de inspección se revisan unos 70 camiones al día.
Cada unidad deja unos 200 dólares, lo que se traduce en unos 14 mil dólares diarios.
Solamente ese punto de inspección genera unos 280 mil dólares mensuales, es decir 3 millones 360 mil dólares al año.
Así como otros puntos de inspección, GICONSA paga solamente a SAGARPA los derechos establecidos, quiere decir que el señor Vizcarra “se mete” fácilmente 3 millones de dólares anuales, solo en ese negocio.
¡Por eso no quiere moverse de allí!
Y no se trata de cuestionar las ganancias de un empresario acostumbrado a ganar mucho dinero.
El asunto de fondo es que este hombre se niega rotundamente a ser reubicado para avanzar en la modernización de las instalaciones aduaneras de Tijuana.
Como no es un sitio público, la mayoría de los ciudadanos ignoran los alcances de la modernización de los patios fiscales.
El chofer de un camión que transporta mercancías tres veces por semana, asegura que los patios fiscales mexicanos ya presentan una imagen “de primer mundo”, excepto por que GICONSA estorba su finalización.
Asegura que la Aduana de Estados Unidos en la zona de Otay luce como un espacio abandonado. ¡Es un cochinero!
Si se comparan ambos espacios daría la impresión que la Aduana de Tijuana es la de Estados Unidos.
Es ahí –precisamente– donde la empresa de Vizcarra se ha convertido en un estorbo.
Aunque el columnista no tuvo forma de confirmarlo, se supone que la autoridad federal echará mano de una estrategia judicial para remover GICONSA de ese lugar para concluir la remodelación de las instalaciones.
Se sabe que el abogado fiscalista Adolfo Solís Farías echo mano de un plan para que Vizcarra obtuviera un amparo de la justicia Federal y así evitar la remoción.
El abogado Solís Farías utilizó un contratista que se encargó de dificultar las obras de remodelación, lo que permitió lo obtención de una suspensión provisional.
Aquellos que conocen el tema consideran que Fernando Vizcarra, integrante de una familia sonorense (dueña de la empacadora más grande de carnes del país), se resiste entender que la modernización de la infraestructura en México trae beneficios para todos.
Vizcarra no quiere eso, las ganancias deben ser para él y claro para Solís Farías.
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