Cicuta
Por Jaime Flores Martínez
Miercoles, 27 de Julio de 2016.
Impunes
Equipada con dos pavorosas cacerolas y un legajo de documentos que avalan su propiedad, la señora Violeta Piza Silva fue despojada del terreno adquirido hace 20 años.
Los abogados que el domingo 17 le arrebataron su patrimonio colocaron el jueves una cerca de alambre con filosas cuchillas para que la señora no se atreva a acercarse.
¡El miedo no anda en burro!
Hace justo una semana el columnista refirió que la señora Violeta Piza Silva, de 56 años, fue sorprendida por los abogados Jesús Quezada Salas, Benjamín de la Herrán y Virginia Anaya, sedicentes apoderados legales de Manuel Prieto.
Esos juristas aseguran que la documentación de doña violeta es falsa y que el dueño verdadero es el señor Prieto.
¡Mire que a gusto!
Acompañados por decena y media de jóvenes tatuados (seguramente sacados de algún centro de rehabilitación para adictos) el abogado Quezada intentó remolcar la casa móvil que se encuentra dentro del terreno Vista al Mar, colindante con Playas de Tijuana.
Quezada no pudo remolcar el vehículo porque en el interior se encuentra la señora Guadalupe Cano, quien llegó a Tijuana días antes a visitar a su amiga Violeta.
Desde ese domingo Lupita se encuentra enclaustrada en la mentada casa rodante.
Ante el mostrado desinterés de la Policia Municipal doña Violeta acudió el miércoles a presentar una denuncia ante la Agencia del Ministerio Público del Fuero Común por el supuesto delito de secuestro.
Argumenta que su amiga está en medio de decena y media de sujetos que lucen su piel decorada con tatuajes.
Y aunque Violeta intentó presentar una denuncia por secuestro, las autoridades aseguran que no se configura ese delito por el simple hecho de no pedírsele rescate.
Al no solicitar ningún tipo de beneficio económico esas personas no pueden ser acusadas de secuestro.
El hecho es que Lupita lleva más de una semana arrumbada en una casa móvil que ni siquiera tiene aire acondicionado. Si carece del suministro de energía eléctrica no tiene manera.
Más llama la atención que la mañana del jueves los abogados ordenaron la colocación de un cerco perimetral que resalta por los brillantes reflejos emitidos por las filosas navajas.
Doña violeta no puede entrar y su amiga Lupita no puede salir.
¿No confiarán en el terror que inyecta su gavilla?
Cicuta refirió el miércoles que seguramente los abogados desconocen que el supuesto propietario de ese predio Manuel Prieto declaró ante un notario público que «nunca ha tenido, ni tiene, la posesión del predio» en mención.
También se señaló que quizá los tres juristas quieren aprovechar la coyuntura y apoderarse de más de 30 mil metros cuadrados que mide el polígono.
Por cierto que la licenciada Virginia Anaya, integrante del tercio de abogados, tiene una lujosa casa enclavada al interior de ese predio.
El miércoles pasado se aludió la insolente postura del licenciado Quezada quien disfrutó al máximo la molestia de doña Violeta
Ése domingo le dijo que le regalaría «un trozo de bolillo» con la intención de «evitarle que se enfermara de diabetes».
¡Qué poca educación!
La gruesa figura de Quezada debió distenderse al explotar en carcajadas.
Si bien el columnista no tiene la capacidad de interceder por alguna de las partes, la justicia en Baja California pasa por alto el infierno de doña Violeta.
El terror que provocan tres juristas sobre dos mujeres desvalidas no debe ser ignorado.
Desesperadas, ambas dirigen su mirada al cielo con la única esperanza de encontrar justicia divina.
Por lo visto, en Baja California no hay.
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