Cicuta
Por Jaime Flores Martínez
Lunes, 30 de Enero de 2017.
Neurótico
Agobiado por las críticas periodísticas (producto de las presiones políticas y sociales), el gobernador de Baja California Francisco Vega de Lamadrid se ha convertido en rehén de la intolerancia.
Kiko trae los nervios tan alterados que difícilmente articula una frase completa. Su carismática imagen degeneró en una personalidad irritable.
¡El rostro de Kiko luce descompuesto!
Aquellos que lo conocen aseguran que las acusaciones por corrupción son una loza en la espalda del mandatario panista.
Durante la segunda quincena de noviembre el periodista Joaquín López Dóriga, exhibió a Kiko Vega como uno de los gobernadores panistas investigados por corrupción y lavado de dinero.
Además de publicarse en diarios de circulación nacional, el canal más importante de televisión presentó un reportaje sobre las decenas propiedades acumuladas desde su ingreso a la política.
El reportero utilizo un Drón para captar imágenes aéreas de su residencia en el fraccionamiento Cumbres de Juárez de Tijuana, cuyo valor se estima en 4 millones de dólares.
Tres días antes del arribo de Trump a la presidencia de Estados Unidos, un canal norteamericano refirió que el saliente Barack Obama regresaba a su residencia particular en Washington, cuyo valor se estima –justamente– en 4 millones de dólares.
!Kiko Vega tiene una casa de ese valor!
El asunto es que López Dóriga ubicó a Francisco Vega como un personaje que se aprovechó de la política para enriquecerse.
Refirió que la autoridad lo está investigado por supuesto lavado de dinero.
Y aunque alguien podría atreverse a minimizar este asunto, la realidad es que tan ácida crítica afectó emocionalmente a Francisco Vega.
Como si esto no fuera suficiente, durante la primera semana de enero miles de bajacalifornianos protestaron por la privatización del agua a iniciativa de Kiko.
El 23 de diciembre los diputados panistas aprobaron esta ley lo que generó una irritación generalizada. Las movilizaciones en Baja California no tienen precedente.
!Fuera Kiko! !Fuera Kiko! gritaban los inconformes.
Alguien que lo conoce de años, asegura que Kiko siempre había llevado una vida relajada y entretenida.
¡Hoy se encuentra saturado por las responsabilidades y agobiado por las críticas!
Calificado por muchos como un hombre carismático, la mayoría reconoce también sus limitaciones expresivas.
Durante su campaña proselitista, sus detractores divulgaron hasta el cansancio un rosario de errores cometidos en la estructuración de sus frases.
¡Que alguien me explique! explota Eugenio Derbez en su programa de televisión.
Y aunque algunos sugieren que Kiko Vega debería rodearse de expertos para mejorar sus expresiones, cercanos al mandatario aseguran que “a Kiko no le gusta someterse a capacitaciones”.
Tener a su alcance personal especializado en comunicación política, no garantiza una mejor precepción social.
Si Kiko Vega no hace caso a las recomendaciones, resulta entendible que su imagen se ubique al fondo del resumidero.
El martes 24 se divulgó una entrevista “banquetera” de la periodista mexicalense Rosa María Méndez Fierros.
Con micrófono en mano y cámara prendida, interceptó al gobernador poco antes de abordar su camioneta blindada.
Y aunque Kiko Vega pretendió mostrar amabilidad, su irritación la vomitó por los poros.
En su intención de articular frases, el gobernador gesticuló, argumentó a su estilo pero “no dijo nada” (pleonasmo consciente).
La reportera insistió en arrancarle una frase completa pero su intención resultó imposible.
Ese personaje que conoce a Kiko Vega desde hace dos décadas recuerda que –-a su paso por la alcaldía de Tijuana– Francisco Vega practicaba una sorprendente tolerancia.
Por aquellos tiempos un periodista televisivo hizo lo mismo, aunque Kiko Vega le echó la mano al hombro y lo invitó a acompañarlo en su traslado.
Francisco Vega ordenó que subieran al camarógrafo en el automóvil de atrás y de esta manera desarmó a tan agresivo periodista.
Hoy Kiko se transformó en un personaje mayormente intolerante, fácilmente irritable, difícilmente sensato.
Valle
Detrás de la intención de desactivar las verificaciones ambientales vehiculares en Baja California, se dibuja la figura del empresario tijuanense Rodrigo Valle.
En los tiempos que su amigo Francisco Vega de Lamadrid despachaba como alcalde, el señor Valle se esmeraba en armar un negocio derivado de las verificaciones vehiculares.
Ambos conocen perfectamente el tema. Cicuta lo tiene muy claro.
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