Cicuta
Por Jaime Flores Martínez
Viernes, 18 de Marzo de 2016.
Pastillito
Cobijado en los afectos del gobernador de Baja California Francisco Vega de Lamadrid, el engreído Alfonso Álvarez Juan se frota las manos para que los diputados avalen su ascenso a la Secretaría de Desarrollo Social del Estado.
¡Allí si hay dinero!
Y es que la semana pasada Álvarez Juan dejó de cobrar como director de la Comisión Estatal de Servicios Públicos de Tijuana (CESPT).
Si alguien no refuta la visión del escribiente, Álvarez Juan se dedicó a flotar en la empresa paraestatal más rentable en la estructura de gobierno.
La principal responsabilidad de la CESPT es la necesaria distribución del agua que -dicho sea de paso– es un extraordinario negocio.
Al margen del negociazo que es la venta del agua, el gobernador en turno utiliza la CESPT como refugio laboral de panistas descalabrados o personas recomendadas por panistas influyentes.
Desde luego que el gobernador decide a quien colocar en la dirección de esa paraestatal cuyo presupuesto anual es similar (o mayor) al que maneja la autoridad municipal.
¡La CESPT maneja algo así como 6 mil millones de pesos al año!
Y aunque en la Secretaría de Desarrollo Social del Estado (DESOE) el presupuesto anual se estima en 400 millones de pesos, también es cierto que el titular tiene una proyección política impresionante.
Al margen del «manoteo» genérico del secretario en turno, esos recursos son mayormente utilizados para satisfacer intereses político-electorales.
¿Las necesidades de la gente? ¿Cuáles?
Don Alfonso Álvarez Juan está obsesionado con el poder.
Hace algunos años este hombre fracasó en su intento de convertirse en alcalde de Tecate, cuyos habitantes (en ese momento) decidieron darle la espalda a un personaje tan engreído solo comparable al cantante Luis Miguel.
Años antes, el señor Álvarez Juan despachó como presidente del Consejo Coordinador Empresarial (CCE) con la consigna de posesionar su falsa imagen de empresario.
Desde entonces estrechó su relación con el actual gobernador Francisco Vega, quien al inicio de su gestión lo instaló en la CESPT para premiar su amistosa generosidad.
Semanas atrás Cicuta se refirió a las reiteradas prácticas de Álvarez Juan para satisfacer sus ambiciones de poder.
A pesar de la justificada preocupación de la élite panista, el susodicho gusta de los placeres de la fiesta.
Sus niveles de glucosa contrastan su afición por la bebida.
Y aunque sus hábitos de consumo son cuestiones eminentemente personales, los ciudadanos comunes dependen de un correcto funcionamiento de las dependencias públicas.
Alguien diría que los hombres públicos no tienen vida privada.
Cicuta refirió que este hombre destaca entre los blanquiazules “simpatizantes del jolgorio” porque les surte pastillitas azules recetadas para el rendimiento.
Don Alfonso alterna su costumbre de frotarse las manos, con el cruce de dedos como gesto de fe.
En el momento que los diputados avalen su ascenso a la Secretaría de Desarrollo Social, seguramente el funcionario sonreirá complacido y cruzará los pies sobre el escritorio asignado al titular de SEDESOE.
Sería la fotografía ideal para mostrar que la meta fue alcanzada.
Por cierto, Miguel Ángel Bujanda, actual secretario del gobernador Francisco Vega apunta a ocupar la dirección de la CESPT.
Como Bujanda no es un personaje que haya ocupado puestos que se ubiquen bajo el escrutinio público, el columnista no se referirá a sus antecedentes.
Trump
Por lo visto nadie midió los alcances del discurso xenófobo de Donald Trump.
Ahora los propios republicanos se aterran al observar la remota posibilidad que tiene para alcanzar la presidencia de Estados Unidos.
La única forma de contrarrestar el fenómeno Trump es que los agredidos se replieguen, formen un frente común y confronten a un desquiciado disfrazado de millonario y aspirante a convertirse en la nueva versión de Hitler.
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