Cicuta
Por Jaime Flores Martínez
Viernes, 26 de Agosto de 2016.
Rendichicas II
Intoxicado por una codicia patológica que le llevó –incluso– a encarcelar a uno de sus hermanos, al empresario Adrián Humberto Díaz Villalobos disfruta manipular a sus empleadas y no tiene empacho en corromper autoridades.
A principios de julio el columnista refirió que una disputa familiar asfixiaba a cientos de empleadas de las estaciones de gasolina identificadas como Rendichicas.
Por culpa de los hermanos del dueño, ellas “se quedarían sin trabajo”.
¡Así lo plantearon!
En aquel texto Cicuta aludió unas mantas colocadas en las estaciones de gasolina Rendichicas, donde repudiaban la decisión del juez segundo de lo civil Carlos Alberto Ferré.
Resulta que el juez Ferré resolvió exhortar a Pemex a suspender el abasto de combustible en dichos expendios. Adrián mandó decirles que por culpa del juez ¡ellas perderían su trabajo!
El fondo del asunto es que Adrián (mayor de los hermanos Díaz Villalobos) se negó a transparentar el manejo de la empresa ante sus hermanos Jesús y Luis Carlos.
Con tal de agrandar su botín, hace un par de semanas engañó nuevamente a las empleadas y las manipuló para que se pusieran en huelga.
por instrucciones de Adrián los encargados de la firma les dijeron que “otra empresa” quería quedarse con los activos y por tanto se quedarían sin empleo.
Fue entonces que las Rendichicas colocaron las banderas rojo y negro, aunque en cuestión de horas la autoridad laboral determinó inexistente la huelga.
Para marginar a sus hermanos de la riqueza que les corresponde, Adrián Díaz Villalobos recurre a las maniobras mas desaseadas.
Don Adrián se apropió de la riqueza que dejó su padre, al morir intestado en 1993.
Originarios de Ciudad Juárez Chihuahua, hace mas de una década Adrián viajó a Baja California para acrecentar el número de expendios de combustible.
Aunque actualmente el ambicioso empresario radica en la lujosísima zona de Coronado en la vecina ciudad de San Diego, da tiempo para corromper autoridades no solamente en Baja California si no también en Chihuahua.
Se sabe que desde Coronado corrompió a un juez para que girara una orden de aprehensión contra de uno de sus hermanos que había viajado a Tijuana para exigirle cuentas.
Adrián pagó para que policías chihuahuenses viajarán a Tijuana a concretar el arresto.
Sépase que esa marca tiene decenas de denuncias por alterar le gasolina en Chihuahua. Los buscadores electrónicos lo confirman.
Hace semana y media el Tribunal Superior de Justicia de Baja California emplazó a Petróleos Mexicanos (PEMEX) para que aplicara medidas cautelares sobre el suministro de gasolina a esos expendios.
Jesús Díaz Villalobos logró que el máximo tribunal estatal retirara la facultad a su hermano Adrián de solicitar a Pemex la entrega de hidrocarburos.
Además otro juez determinó la renovación de la administración de la empresa denominada Servicio Piru, lo que para Adrián significó la perdida de facultades.
Este hombre debió sentir adores en la retaguardia, porque de inmediato tejió una serie de intrigas para que las Rendichicas colocaran las banderas rojinegras en algunas de las estaciones de Tijuana.
¡Si las ganancias no eran para él, entonces impediría que llegaran a sus hermanos!
Aunque es una controversia familiar destacaría la ausencia de escrúpulos de un empresario que –sin empacho— manipula a las empleadas.
No es un secreto que la mayoría de esas mujeres son madres solteras que viven de las propinas que les dan los automovilistas.
Hasta hoy nadie ha dicho que Adrián Díaz Villalobos paga salarios de miseria, aunque se ufana de ser la única empresa que vende “litros de a litro”. ¿La gente estará engañada?
Pobres Rendichicas, tan lejos de Dios y tan cerca de Adrián.
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