Cicuta
Por Jaime Flores Martínez
Lunes, 11 de Julio de 2016.
Rendichicas
Enfrascados la disputa familiar por el control de las gasolineras, a los hermanos Díaz Villalobos utilizan como «carnada» a cientos de mujeres que laboran como despachadoras en los expendios Rendichicas.
Atrapadas en el conflicto legal de sus patrones cientos de Rendichicas son azuzadas por los ejecutivos de esa empresa para “asfixiar” al juez segundo civil en Tijuana Carlos Alberto Ferré Espinoza.
¡Ese señor juez las deja sin trabajo!
Hace 5 semanas el juez Ferré resolvió solicitar a Petróleos Mexicanos (PEMEX) suspender el suministro de combustible a casi todas las gasolineras conocidas como Rendichicas, antes Rendilitros.
El juzgador tomó esa decisión porque el segundo de los tres hermanos Díaz Villalobos, se niega a rendir cuentas sobre las gasolineras que administra en Tijuana.
Los hermanos Díaz son originarios de Ciudad Juárez Chihuahua pero el de enmedio decidió abrir mercado en Baja California.
Se calcula que al contar con medio centenar de expendios en Tijuana, Ciudad Juárez y otras entidades del país, este consorcio es la fuente laboral de unas mil 500 mujeres despachadoras de combustible conicidades como Rendichicas.
La opacidad del hermano encargado de los expendios de Tijuana provocó que sus consanguíneos lo demandarán.
Como a este hombre le vino “guanga” la exigencia legal de sus hermanos (se negó a entregar cuentas) el juez Ferré resolvió solicitarle a Pemex que dejara de surtir en esos expendios.
¿Y las empleadas?
Como el dueño de Rendichicas Tijuana esta «montado en su macho» ideo la manera de presionar al juez para que reculara en su decisión.
Entonces decidió azuzar a las empleadas para presionar al juez Ferré. ¡Ese hombre las quiere dejar desempleadas! De ahí nació su idea de “explotarlas”.
¿Quién llevara el sustento a su hogar?
Tan perverso personaje evadió explicarles los motivos reales, aunque si les filtro que el juez Ferré era el culpable de dejarlas sin empleo.
!El juez Ferré no tiene corazón!
Si Pemex suspende el suministro de gasolina, los expendios dejan de funcionar y por tanto las empleadas perderán su fuente de trabajo.
Para trastornar la exigencia de sus ambiciosos hermanos, este sujeto concibió transformar un conflicto familiar en un problema social.
Desde iniciada la suspensión del suministro de gasolina, este hombre logró que las Rendichicas se apretujaran a diario en el Juzgado Segundo de lo Civil.
Su escandalosa presencia tiene como finalidad presionar al juez Ferré para que recule en su insensata decisión.
!Que juez tan inconsciente!
!Quiere dejarlas sin trabajo!
Tan convencidas están de la insensibilidad del juzgador que algunas despachadoras de gasolineras (que siguen en funcionamiento) «invitan» a los automovilistas a colocar engomados en los vidrios de sus vehículos.
Al saber que un abusivo juez intenta quitarles su trabajo esos automovilistas aceptan apoyar a las Rendichicas.
En esos expendios (que quedaron al margen de la resolución del juez) fueron colocadas mantas que exhiben al juzgador como «titiritero» de la justicia.
¡Y no se trata de lavarle la cara a un juez que puede tener las manos embarradas de suciedad!
La intención es “desnudar” las maniobras «del hermano incómodo» que se niega a rendir cuentas del negocio familiar.
Más allá de la disputa legal, resulta asqueroso que este hombre se aproveche de la necesidad de las empleadas y las azuza para rebatirle la exigencia a sus hermanos.
No se vale que mande a las Rendichicas a presionar al juez, pues, al transparentar el manejo del negocio, el conflicto acabaría.
Ah, un dato adicional: el juez Ferré (a quien Cicuta no conoce ni en caricatura) tiene “bajo llave” el expediente de los hermanos Díaz Villalobos.
Nadie (excepto el) conoce detalles del caso, aunque más sospechoso resulta que no salga de su oficina y que se niegue a atender.
Algo oculta.
Villarespe
Si bien las leyes se hicieron para cumplirse, los impartidores de justicia deberían utilizar un gramo de criterio especialmente donde los niños están de por medio.
El juez Segundo de lo Familiar Adolfo Villarespe Muñoz ordenó que la fuerza pública irrumpiera el viernes en el domicilio paterno a un niño de seis años.
Una disputa entre una pareja tiene atrapado y enfermo a este pequeñito
El jueves pasado el juez Villarespe ordenó un actuario acompañarse de dos policías para cumplir con el acuerdo de temporalidad del menor con su madre.
Christian de seis años está diagnosticado con déficit de atención, un problema neurológico que requiere medicación permanente. La joven madre del niño no le compra los medicamentos.
Está majestuosa omisión al juez Villarespe te importó un caramba.
Cierto, el criterio es otra virtud ausente del señor Villarespe.
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