Roedores / Burlados / Indigno

Cicuta

Por Jaime Flores Martínez

Lunes, 05 de Septiembre de 2016.

Roedores

Intranquilo porque el último día de noviembre le quitarán su hueso, el regidor priista Rafael García Vázquez decidió practicar “el Año de Hidalgo”.

Una dirigente transportista identificada como Norma Nápoles acusó en la semana a García Vázquez de quedarse con 18 permisos de taxi (de casi 800 que fueron incautados por los propios regidores).

Los ediles acordaron retirar los permisos a aquellos que incumplieran con la “digitalización” de esos permisos. Para la mayoría eso fue solo un pretexto para repartírselos en la parte final de esta administración.

Según la señora Nápoles el regidor García utiliza a su hermano Roberto para realizar todos los trámites (cambio de nombre) de esos 18 permisos.

Hace algunos días Norma Nápoles fue interceptada por los reporteros en los pasillos del Palacio Municipal de Tijuana. La mujer estaba tan enojada con el regidor García Vázquez que hasta se atrevió a mentarle la madre.

Cicuta charló con la señora Nápoles para conocer porqué tantísimo odio contra García Vázquez, quien por cierto está acostumbrado a pegarse a la ubre gubernamental.

Si no está “amarrado” con el gobierno en funciones, don Rafa acostumbra azuzar a grupos dedicados al comercio ambulante para generarle dolores de cabeza al gobierno en turno.

Alguien podría preguntarse por qué García Vázquez no ha protagonizado escándalos, aunque la respuesta sería que goza de los beneficios de ser regidor en el Ayuntamiento de Tijuana.

Igualito que todos los empleados de confianza, el regidor García Vázquez dejará de cobrar como tal el próximo 31 de noviembre.

Un observador estima que en lugar de patear botes, este hombre puede dedicarse a disfrutar de los beneficios obtenidos, aunque nadie descartaría que tejerá intrigas, organizará mítines y encabezará protestas.

El objetivo es mantenerse vigente para –en un futuro– aspirar a algún puesto.

¿A cuál puesto? ¡Al que sea!

Por cierto, en breve el columnista se referirá a las sucias maniobras que realiza el regidor Guillermo Zavala, quien preside la Comisión de Transporte en el Cabildo de Tijuana.

Cicuta sólo adelantará que este hombre despojó a uno de sus familiares de un juego de placas de taxi. A don Memo no le importó que ese permiso era el patrimonio de su tía y herencia para su primo.

Burlados

Un terrible madruguete recibieron los priistas bajacalifornianos con el nombramiento de Víctor Manuel Romero Palacios como delegado estatal de Infonavit.

Apenas conocieron que sería Romero, los tricolores comenzaron a rasgarse las vestiduras.

No era posible que hubiesen marginado a los priistas locales, pues existen muchos con la capacidad y el compromiso requerido.

Dos semanas atrás esos mismos priistas festinaron la caída de Xavier Peniche Bustamante, a quien desconocieron como delegado de Infonavit dos horas después de haber rendido protesta.

A Peniche lo “bajaron” con el argumento de que era panista, aunque hoy se sabe que el corazón de Romero Palacios “palpita” por el partido azul.

Disciplinados como son, inteligentes como presumen, ahora deben entender que ese espacio corresponde al partido de enfrente.

Indigno

Qué lamentable que el presidente Enrique Peña Nieto haya agachado la cabeza frente el candidato presidencial republicano Donald Trump.

Cientos de miles de mexicanos se volcaron a externar su repudio en las redes sociales contra el descarado sometimiento del presidente.

Mire que calificar como “malas interpretaciones” las agresiones lanzadas por el multimillonario contra los mexicanos.

Por mera dignidad Peña Nieto lo hubiese exhortado a ofrecer una disculpa pública.

Al encontrarse en suelo mexicano este hombre tuvo la oportunidad de realmente redirigir su discurso anti migrante.

Sin embargo, da la impresión que Peña Nieto le colocó una alfombra roja para recibirlo y despedirlo.

Peña Nieto debió dejar (al menos) que Trump testificara la inconformidad de los mexicanos.  ¡Ni siquiera de lejos!

Un periodista radiofónico estimó que Peña Nieto intentaba recuperar una poca de toda credibilidad perdida durante su gobierno.

Si bien resultaba inconveniente mostrar agresividad ante el candidato norteamericano, también es cierto que Peña Nieto debió mostrar un poquito de dignidad.

A la par de su tamaño.

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