Cicuta
Por Jaime Flores Martínez
Viernes, 29 de Abril de 2016.
Sicario
Aunque el dirigente de los choferes de los Taxis Amarillos de Tijuana Oscar Morales Marrón es tachado de agitador, violento, narcotraficante e incluso de asesino, la autoridad estatal parece protegerlo.
¡No se atreve a mover un dedo!
¿Cómo entender que gobierno prefiere voltearse para otro lado?.
Y es que el zafarrancho del miércoles pasado en el exterior del World Trade Center de Tijuana es el enésimo incidente protagonizado por este personaje.
De un carajo sirve que los afectados presenten su denuncia ante la autoridad pues pareciera que comparte las carcajadas con Morales.
Luego de las agresiones de los taxistas contra periodistas y militantes priístas que asistieron al primer debate de los candidatos a la alcaldía de Tijuana, la administración panista se quedó –otra vez– callada.
De un pito sirvió que le dirigencia municipal del PRI haya presentado una denuncia contra Morales quien se uniformó de panista junto con su ejército de golpeadores.
Y no se trata de victimizar a los priistas que por cierto tienen el colmillo retorcido, sino resaltar la impunidad que envuelve a un personaje que se renta para hacer el trabajo sucio al partido político que más le conviene.
En marzo del 2010 Cicuta refirió la invasión del comité directivo municipal priista por parte de una veintena de choferes que manejan taxis amarillos en la Línea internacional.
La invasión de Morales y sus huestes intentaba presionar al entonces candidato del PRI a la alcaldía de Tijuana Carlos Bustamante Anchondo.
Su exigencia era que Bustamante integrara a miembros de la CROC en la planilla de regidores.
Al estar un alcalde panista (Jorge Ramos) al frente del gobierno local, Morales y su pandilla se morían de la risa.
Justo en el gobierno de Ramos, la mañana del 21 de agosto del 2008, un grupo de choferes de ese gremio irrumpieron de manera violenta en el Palacio Municipal de Tijuana.
Ahí golpearon a residentes del poblado Maclovio Rojas, incluida una mujer que pedía limosna en las escalerillas.
Golpearon a un periodista que tomaba imágenes, a quien amagaban lanzar del segundo piso.
El siguiente día Oscar Morales y sus guarros se presentaron en una estación de radio para amenazar a la periodista Lourdes Maldonado, quien se atrevió a señalar los abusos cometidos y la indiferencia oficial.
¡Me las vas a pagar!, advirtió Morales a la periodista Maldonado mientras le apuntaba con el dedo índice.
De nada sirvió que la comunicadora haya presentado una denuncia ante la Procuraduría de justicia del Estado de Baja California. No hay duda que el Partido Acción Nacional (PAN) protege a Morales.
Ante los reporteros, la ex esposa de Morales Marrón afirmó que presentó una denuncia ante la Procuraduría Estatal por una serie de abusos cometidos en su contra.
Al margen de la demanda de divorcio, la señora María Mercedes Aguillón García acusó que Morales la mantenía amenazada de muerte.
Detalló una serie de abusos cometidos por Morales, a quien señaló como un narcotraficante, protagonista de diversos ilícitos, incluso de asesinato.
Ahí responsabilizó a Morales de haber incendiado las instalaciones del Comité de Turismo y Convenciones que funcionaba en el perímetro de la Puerta México, a unos pasos del cruce hacia Estados Unidos.
Comerciantes de esa zona reconocen que Morales y su banda se han encargado de fomentar el terror en esa área.
Durante las últimas semanas los choferes han desplegado una estrategia para evitar que los vehículos afiliados a la empresa Uber levanten pasaje en una área que consideran de su competencia.
Los choferes Uber prefieren no acudir al llamado de los clientes ante el temor de ser vapuleados por los agresivos amarillos.
Un locatario de una plaza comercial contigua estima que Morales y su agrupación se infiltraron en la internacional Uber para aplastar el trabajo de otros tantos ciudadanos.
Ese mismo comerciante envío una fotografía al columnista donde se aprecia un vehículo marca Nissan color marrón, con placas nacionales.
Dicho vehículo particular levanta pasaje justo en la zona de la Pera, donde los taxistas amarillos tienen su base.
Al margen del terror que siembra Morales y su grupo de choque, más aterrorizados están los ciudadanos al saber que golpeadores oficiales reciben la descarada protección de la autoridad.
Los panistas parecen no entender que proteger al belicoso amenaza con revertírsele. Ellos no miden que al perder el poder, Morales se convertirá en su enemigo.
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