BALANCE 2013 / PRONOSTICOS 2014 (NACIONAL)

INTRIGAS.

 

 

 

BALANCE 2013 / PRONOSTICOS 2014 (NACIONAL) 

Después de un año desastroso económicamente, en cuestiones de seguridad y combate a la corrupción dos mil doce, en el primero a causa principalmente del controvertido y poco adecuado manejo del consentido presidencial y vicepresidente en funciones, Luis Videgaray Cacho, el cual nunca comprendió que no es lo mismo manejar las finanzas de un estado –aunque sea de los más importantes, como es el caso del de México-, que las de la republica en su totalidad. Eso de jugar a los subejercicios presupuestales, no da buenos resultados. Y el país entero esta de testigo… y pagando las consecuencias.

En cuanto a la seguridad, se despertaron demasiadas expectativas que no se han cumplido. Se mejoro el discurso, un poco los operativos, pero nada más, por lo menos que sea perceptible para los ciudadanos. Es materia no aprobada. Y para terminarla de amolar, se sigue la costumbre de la administración anterior, en cuanto a la perdida o desaparición de cadáveres de malandros famosos, y la epidemia de autodefensas, policías comunitarias, o como gusten y quieran denominarlas. En muchas regiones, se ha perdido casi por completo la gobernabilidad.

En materia de combate a la corrupción, se manejan cifras abultadas de medidas correctivas por parte de la autoridad. Pero lo que percibe el ciudadano, es que todo a resultado un gatopardismo, es decir que todo a cambiado… para no cambiar. La corrupción sigue rampante, empezando por áreas bajo el control de Luis Videgaray, y como ejemplo claro están las aduanas, de la cual la de Tijuana se ha hecho famosa por sus apariciones en los medios de comunicación, tanto locales, regionales, como nacionales, y el oscuro pasado y presente de su administrador, el cual todavía se da tiempo para presumir que gracias a los apoyos centrales, no solo goza de cabal impunidad, sino que será promovido a titular de todas las aduanas del país. En resumen, no se dio el tan cacareado combate frontal a la corrupción y la impunidad que prometió Peña Nieto ante el fiasco del PAN en el mismo terreno. Muchos opinan, y hasta afirman, que sin la corrupción, el sistema político simple y sencillamente no puede funcionar. Por algo tantos funcionarios descarados.

Así llegamos al Pacto que nació oficialmente un diciembre de dos mil doce, y murió –realmente- un diciembre de dos mil trece. Prácticamente un año de acuerdos –con algunos desacuerdos, más de opereta que reales- políticos, de una forma u otra de gran trascendencia, los que no deben ser obviados o recordados con superficialidad, ya que para bien o para no tan bien, cambiaran la historia del país.

Hay que reconocer que fue un gran merito de Enrique Peña Nieto, impulsar y mantener ese mecanismo vivo, productivo y eficaz, con el acople y la complicidad, entre otros de Jesús Zambrano y Gustavo Madero, y la operación política de Manlio Flavio Beltrones, Miguel Osorio, Luis Videgaray, Aurelio Nuño, Emilio Gamboa Patrón y César Camacho.

Con la aprobación de las llamadas reformas, nos han presumido que se han puesto los cimientos para un nuevo modelo de desarrollo para el país. Lo que no nos dijeron es que viene lo más difícil. Construir una legislación secundaria efectiva para implementar los cambios, ese será el gran reto para el congreso y la clase política mexicana en este dos mil catorce. Mientras, nos dicen que debemos sentirnos satisfechos. Muchos, tanto en el país como en el extranjero –sobre todo en este último-, dicen que mientras duró, el Pacto le devolvió a la política su sentido original. Eso fue, en sí mismo, una buena noticia, sobre todo ante la tradición de muchos partidos y sus dirigentes de la suprema práctica del no, no y no.

El llamado vasto programa de reformas constitucionales, abarca entre otras: en materia de educación, telecomunicaciones, hacendaria (donde el gobierno pareció sacrificar su proyecto inicial, que apuntaba a incrementar significativamente la recaudación, ampliando la base de contribuyentes por vía de impuesto al consumo, por la que muchos especialistas la definen como una miscelánea fiscal, que no resolverá de fondo el problema, afirmando que no pasará mucho tiempo antes de que se abra de nuevo ese expediente), transparencia, energía, político–electoral (la cual tiene unos pocos avances, pero también muchos nuevos lastres, que más bien complicarán los comicios en lugar de agilizarlos y clarificarlos), pero falta por ver una parte sumamente importante, que es cómo aterrizan en las legislaciones secundarias. Un claro ejemplo de lo anterior es la educativa, donde los movimientos magisteriales han venido desvirtuando sus principales logros, y probablemente lograrán entorpecer su adecuada aplicación, como ya se empezó a ver en diversos estados.

Las “disque” reformas, fueron aprobadas –hasta cierto punto- placidamente. Al interior de las cámaras, la oposición a las mismas fueron desde pactadas… hasta patéticas.

En la calle, la educativa ha traído –con la aparente bendición y/o contúrbenio de los gobiernos: federal, de la ciudad de México y de algunos estados- consigo el desmadre de de los “maistros” de la CNTE.

La hacendaria, la protesta de algunos empresarios y asociaciones, procediendo algunos de ellos a promover amparos contra la misma, los cuales no procederán, no porque no correspondan de acuerdo a justicia, sino porque no habitamos un país de justos, sino de compromisos y componendas entre los diversos poderes, que de una forma a otra nos gobiernan… o desgobiernan.

En cuanto a la que más calentura causo, sobre todo en los medios, y por lo menos de dientes para fuera, entre las bandas de grupos y grupúsculos ligados a la política y politiquería del país. En realidad, salio barata, ya que se esperaban jornadas violentas, lo que afortunadamente no ocurrió. Al contrario, cayeron muchos mitos y mostró a una izquierda desmayada, sin gran poder de convocatoria y muy limitados.

Pasaron prácticamente de noche, los bloqueos, plantones y movilizaciones sociales. Acciones planificadas por la izquierda, para según ellos echar abajo la citada reforma. A la cual le bastaron menos de cuatro días para que se cumpliera el requisito constitucional de ser aprobada por la mitad más uno de los congresos locales. Todo un tiempo récord. Los gobernadores y diputados locales, prácticamente de todos los partidos, se atropellaron para ponerse de alfombrita, y con una prisa inaudita, cumplirle al presidente.

Según nuestros sacros gobernantes, dejaremos un año donde se sembró, e iniciaremos otro cargado de esperanzas y expectativas, donde las cosas serán mejores de lo que fueron en éste que concluyo.

El dos mil catorce, se presenta con enormes retos, tanto en lo político, como lo social y lo económico. Después de los acuerdos políticos del año recién terminado, el actual se considera de impasse, debido a que los partidos se prepararán para la contienda que habrán de protagonizar en el próximo dos mil quince, en la que el PRI buscará ser mayoría en el Congreso, además de obtener la victoria en las gubernaturas en juego. Lo cual, permitiría al presidente, sacar adelante lo que considere pertinente, prácticamente sin negociación de por medio, con los demás actores políticos.

Por lo tanto, no se esperan grandes acuerdos políticos, más bien, serán el pan de cada día, las movilizaciones de los grupos políticos que se oponen a las reformas, entre otras la educativa y la energética.

En lo económico, será un de retos, que deberán ser enfrentados por la ciudadanía, bajo la tónica de la miscelánea… digo reforma fiscal, que si bien estuvo diseñada para aportarle más recursos al gobierno, la carga que pesará sobre los hombros de los mexicanos –principalmente de la clase media para abajo- se sumará a la nula recuperación que experimentarán los salarios de la clase trabajadora. Y eso –quiéranlo o no- repercutirá en la vida cotidiana y diaria de la mayoría de la población.

Pero como el que hace la ley hace la trampa, o cómo aplicarla, ante el posible cobro de la ciudadanía en las siguientes elecciones, Peña Nieto decidió hacer como si ablandara la mano, y en la realidad a corto plazo lo hace, vía decretos, con una serie de estímulos y compensaciones para algunos de los sectores –sobre todo los que dominan los grandes empresarios nacionales, y sobre todo los extranjeros- que van a soportar las subidas a partir de este año, pero a la larga no, ya que no se puede pensar en una reforma fiscal, cuya finalidad fuera reducir los impuestos. Solo en la isla de la fantasía.

Los decretos suavizadores, parecen una cesión a las presiones del sector privado, sin explicación alguna de cuánto implican, menos el impacto en los ingresos, lo único claro es que se les están haciendo concesiones a los empresarios, con eso que les otorgan, sobre todo a los dueños del gran capital.

Parece que nuestras autoridades todavía no se dan por enterados que el país prácticamente no ha crecido. El producto interno bruto (PIB) creció, solo un tercio del de Estados Unidos durante el año recién concluido, se había pronosticado casi el 4%, llegando solamente a alrededor del 1%.

En el ámbito económico la apuesta se concentra en las inversiones que se detonen a partir de las reformas, de las que aún faltan las leyes secundarias para terminar de establecer las bases sobre las que se podrá detonar en energía y telecomunicaciones, por ejemplo. Y también de las ambiciosas obras de infraestructura propuestas. Hoy que reconocer que las expectativas de muchos inversionistas, por lo pronto, ya se han generado.

No paso de ser una miscelánea, que le da atributos al SAT para apretarnos más a los cautivos, pero de ahí no pasa. Para los dueños del dinero, era más digerible el aumento generalizado del IVA a alimentos y medicinas que perder grandes privilegios en deducciones y consolidación fiscal.

Como siempre, El gobierno federal extrae más recursos de los mexicanos vía nuevos impuestos y endeudamiento, sin hacer mayor compromiso de en qué habrá de gastarlos, menos transparentar su uso, ni soñar el que se adecuase a medidas de austeridad. Desde hace demasiado tiempo, sobre todo a partir de la administración de Carlos Salinas, pero llegando a extremos escandalosos en la docena Fox-Calderón, el gobierno federal engorda brutalmente en puestos gerenciales, nómina y salarios, pero no en sus actividades prioritarias como seguridad pública y combate a la pobreza.

La realidad, es que Los ciudadanos “comunes y corrientes” pagaremos más impuestos a través del incremento gradual del ISR, así como también con la reducción de los gastos deducibles, que no serán mayores a noventa y cinco mil pesos. En “compensación” la seguridad pública no es mala, sino malísima -crimen organizado, robo con violencia, secuestros y una larga lista de etcéteras-, la educación es mediocre –por no utilizar una palabra más fuerte-, igual que la atención a la salud. El combate a la pobreza es un fracaso. El Estado ni siquiera es eficiente para recaudar, ya que su presupuesto está basado en sus ingresos petroleros, y así podemos seguir hasta el infinito.

En seguridad, la gente no se siente más segura, lo cual es percepción y realidad. Los secuestros han aumentado y también, las extorsiones, así como los robos a comercios y a casa habitación, ya no se diga a transeúntes. Hace falta tomar decisiones más puntuales, para dar mejores resultados.

Lo que parece que no han tomado en cuenta, es que economía y seguridad, están interrelacionados y con una influencia recíproca.

Desde esta perspectiva, probablemente en ningún ámbito como en el económico, el costo de sembrar ha sido tan alto en este primer año y habrá que esperar, por lo tanto, la propia situación lo obliga, una cosecha abundante en el futuro inmediato. Ningún plan de gobierno puede tener éxito si la gente no percibe que su economía y bienestar personal mejoran. La verdad, es que sigue siendo la economía la que define las cosas, como solía decir Bill Clinton: “Es la economía, estúpido”.

Se espera, que ahora si, se ataque con todo el rigor de la ley… y la fuerza pública, el narcotráfico, la inseguridad, las autodefensas y a los indefendibles “maistros” de la CNTE y grupúsculos afines.

Los que saben de esto, afirman que los beneficios y bondades de la reforma energética, los veremos en un termino de cuatro o cinco años. El “pequeño” problema es qué hacemos mientras. En el horizonte no se ve ningún paliativo eficaz que ayude a la gente de menos recursos –es decir, la mayoría de la población- a enfrentar la dura situación, que se prevé prevalecerá.

Aunque el gobierno se aboque –y eso esta por verse- en diseñar más programas sociales, estos nunca serán suficientes para darle alimento –principalmente-, a quienes más lo necesitan, ni qué decir de los derechos a la salud y a la educación. Este será un año complicado para el pueblo o los ciudadanos, como quiera definirlos. Nuestros políticos y/o funcionarios… “disque” gobernantes, pues, seguirán al amparo de sus “posiciones”, con las consabidas prebendas y privilegios, que les permiten darse tan buena vida junto con sus familiares, en muchos casos alcanza para varias generaciones de estos. Dicen muchos de esos pillos, que son cuotas ganadas con sus luchas políticas. Vaya que son descarados.

Dicen que los gobiernos llegan hasta donde los pueblos quieren, lo cual no siempre es cierto, ya que aunque la ciudadanía busque servir de contrapeso a las decisiones de la autoridad y sus partidos, con una mayor participación, ya que generalmente, estos actúan contra el deseo de la gente, difícilmente la situación cambia, ya que el resultado seria el cambio de un político o partido por otro, que regularmente resulta igual o peor que el anterior.

Supuestamente en este año, los levanta dedos federales que tienen su guarida en el Congreso de la Unión, deberán expedir la importantísima ley que regulara el gasto en comunicación social de todos los poderes públicos de los tres órdenes de gobierno, la cual por cierto es un compromiso de campaña del entonces candidato Enrique Peña Nieto, la cual de hacerse una realidad, supuestamente deberá poner un alto, al grosero y grotesco despilfarro de los gobiernos para la autopromoción personal.

Mientras todo esto acontece, pillos y filibusteros de la política, como el “Greta Garbo” Gustavo Madero, sale con una de sus acostumbradas estupideces, diciendo que —“lo político le vale madre a los ciudadanos”. Esa es la calidad de políticos que tenemos.

Mientras tanto nuestros H gobernantes nos cantan aquella canción de nuestra mocedad que a la letra dice: Todo esta bien, todo esta bien, todo esta muy bien… aunque no nos dicen para quienes.

 

 

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INTRIGAS:  Escrito por Ricardo Madrigal.   Martes, 07 de Enero de 2014.

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