Jetón

Cicuta

Por Jaime Flores Martínez

Miercoles, 02 de Noviembre de 2016.

Jetón 

Entusiasmado por la posibilidad de despachar nuevamente como administrador de la Aduana de Tijuana, el señor Alejandro González Guilbot se relame los bigotes y frota las manos.

¡No me den! ¡Mejor pónganme donde hay!

¡Don Alejandro dice que “se la deben” porque cooperó con 2 millones de dólares en la campaña de Enrique Peña Nieto!

Muy pocos saben que el martes 25 Alejandro González  Guilbot  renunció a la jefatura de delegaciones de la Comisión Nacional del agua (CONAGUA).

Acostumbrado a escupir por el colmillo, cacareó que el secretario de Hacienda José Antonio Meade lo nombraría (en breve) y por segunda ocasión titular de la Aduana de Tijuana.

¿Y porque Meade aceptaría colocar ahí a un personaje cuya reputación es más negra que una coladera de noche?

González Guilbot dijo a su ejército de lambiscones que contribuyó con 2 millones de dólares para la campaña del actual presidente Enrique Peña Nieto.

¿Y el Consejo Nacional Anticorrupción?

Al saber que González rompió su cochinito para apoyar a Peña, el nuevo secretario de Hacienda habría considerado el colocar de nueva cuenta a González Guilbot.

Excitado por la mera posibilidad, este hombre asegura que quien convenció a Meade para darle ese “hueso” es el actual administrador de la Aduana de Mexicali Enrique Orantes.

Resulta que en la época que González despachó como titular de la Aduana de Tijuana, el señor Orantes era el sub-administrador.

Se supone que González Guilbot supo que existe una estrecha relación de Orantes y el nuevo secretario de Hacienda.

¡González sintió (en ese momento) que se apolillaba en la jefatura de delegaciones de CONAGUA!

Seguro que el secretario Meade desconoce que el señor González fue exhibido por periódicos nacionales mientras despachaba como administrador de la Aduana de Tijuana.

Ésos rotativos dieron cuenta de las lujosas propiedades que tiene en San Antonio Texas y en el exclusivo Coronado Cays en el vecino estado de California.

También se refirieron a los vehículos de súper lujo que difícilmente podría adquirir un funcionario federal por más jugoso que sea su salario.

Como respuesta, este hombre argumentó que su familia es propietaria de una fábrica dedicada a la elaboración de “te” y que su finado padre les heredó una considerable fortuna.

Aunque nadie le creyó, González Guilbot acusó a uno de sus hermanos de tejer una desaseada intriga para acusarlo de enriquecimiento inexplicable.

¿Inexplicable?  ¡Hablamos del administrador de la aduana!

Personajes que laboran en Conagua relatan que González Guilbot llegó el martes notablemente excitado.

Refieren que no podía esconder su ansiedad, al grado de revelar que –al ser nombrado responsable de la Aduana “se llevaría” a Abel Martínez Lizárraga a quien considera «un hombre de toda sus confianzas».

¡Le llaman calcomanía!

¿Andarán pegados?

Dichos personajes no entienden porque González deja con “un palmo de narices” el titular de Conagua Roberto Ramírez de la Parra.

Éste último lo rescató de su vergonzoso despido de la Aduana de Puebla a dónde fue refundido luego de explotar la Aduana de Tijuana.

Y aunque Alejandro González supone que al regresar a la Aduana de Tijuana las bolsas de dólares no le cabrán en la cajuela de su ostentosa camioneta Suburban, debe tener en cuenta que ya no sirven los amparos para la importación de vehículos.

En los tiempos que González Guilbot encabezaba la Aduana, la Secretaría de Hacienda no tenía límite para la importación de los vehículos extranjeros.

Se supone que González recibía 500 dólares por cada vehículo que los agentes aduanales importaban por el recinto fiscal de Tijuana.

La cifra de vehículos importados por la aduana de Tijuana oscilaba entre 700 y mil automóviles por día. En otras palabras Alejandro González se metía, por lo bajito, 350 mil dólares ¡en un día jodido!

Por aquellos tiempos Cicuta ofreció detalles sobre los encuentros que González Guilbot sostenía con un oscuro personaje de apellido Ruiz Armas en un lujosísimo hotel ubicado en el Centro de San Diego California.

Enteradas del tema revelaron que Ruiz Armas entregaba mensualmente montos superiores al millón de dólares a González Guilbot. ¿Por qué concepto?

El hecho es que Alejandro González renunció el martes a Conagua, aunque cometió la indiscreción de “asegurar” que el amarre (con el secretario de Hacienda) ya se había concretado.

También ubicó a Enrique Orantes como “su vasallo” pues “le encargó” vincularlo con el secretario de hacienda.

Si en verdad su relación con José Antonio Meade es muy cercana, entonces no se entiende porque recomendar a González Guilbot.

El propio Luzbel no lo dejaría entrar en su reino ante el riesgo de ser saqueado.

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