INTRIGAS
PUBLICIDAD
Ante el desinterés y la incapacidad manifiesta del congreso local por normar la publicidad en sus diversos tipos, las autoridades locales -municipios- hacen de las suyas… por no decir que hacen negocio.
La palabra “reordenamiento”, no significa nada para los diputados locales… menos para los alcaldes, que ven en la publicidad –más en la llamada de vallas- su modus vivendi… o gran negocio.
Ni que decir de aplicar las sanciones existentes, pero también la necesidad de incrementarlas, sobre todo para quien reincida. Los levanta dedos locales –pareciera que por conveniencia– no quieren ni acordarse de que tienen atribuciones para hacer modificaciones a la ley respectiva.
Alguien debería de decirles que ante la anarquía existente –y la cada vez más notoria contaminación visual–, y que a los funcionarios municipales solo ven como incrementar sus haciendas particulares, sería interesante que lo recaudado por las licencias y sanciones para vallas, se utilice en el retiro de anuncios y se establezcan lineamientos claros –entre otras cosas– sobre dimensiones de tapiales, luminosidad y distancias.
También sería necesario, que por medio de la ley, se ordene un programa permanente de reordenamiento, ya que la ilegalidad en este rubro no solo sigue presente, sino que cada vez es más numerosa y notoria, la conformación de corredores y nodos publicitarios es al capricho de los dueños de este negocio… con la complacencia de las autoridades municipales.
Es público y notorio, que la mayor parte de las empresas dedicadas a este negocio, no están dispuestas a pagar la contraprestación que corresponden… trabajando prácticamente en la ilegalidad… ante, no solo la complacencia municipal, sino de plano… la bendición, previa compensación a los respectivos funcionarios.
Las autoridades no tienen el menor interés en impulsar proyectos ejecutivos y arquitectónicos para los diversos puntos de la ciudad, y en base a esto, otorgar las respectivas asignaciones de los espacios para anuncios. En Baja California, cualquiera –que se “caiga” con el billete correspondiente– puede instalar sus vallas publicitarias… incluyendo las que están en espacio público.
Se necesitan poner un esquema jurídico ordenado y serio… aunque esto suene a carta de buenos deseos. El actual sistema solo da para la corrupción de las autoridades municipales, siendo el reordenamiento, solo un cuento. Las vallas que se deben contabilizar como ilegales… son la mayoría. Si se cumpliera con las leyes, la reducción de publicidad en vallas y otras, sería del orden del ochenta por ciento. De ese tamaño es la corrupción de los ayuntamientos.
Hoy en día, hablar de corredores publicitarios, es hablar de ilegalidad e impunidad, en los que sólo se favorece a unas cuantas empresas… y funcionarios. Y por supuesto que no están normados… menos son obra de la planeación municipal.
Los disque operativos permanentes… son solo cuento, es de sobra conocido, quienes son los dueños de las carteleras, y si están o no autorizadas y al corriente de sus contribuciones. Muchas de estas “carteleras” son de funcionarios y exfuncionarios, incluyendo alcaldes. Por lo que es urgente que dentro de la respectiva ley, se contemplen medidas punitivas importantes, contra autoridades que permitan la proliferación de estas vallas, carteleras, anuncios y demás, que solo contribuyen a la mala imagen de nuestras ciudades. Y que están consideradas como verdaderas contaminaciones visuales.
Mientras no se proceda contra los funcionarios, que ya sea por omisión o comisión, o de plano por una dadiva permitan la instalación y funcionamiento ilegal de estos medios de publicidad, la ciudad seguirá pareciendo un mercado.
NO PASA NADA
Aunque cada vez es más notoria la presencia en Baja California en lo general, y Tijuana en lo particular, del Ejército, Marina, Policía Federal y la Gendarmería, según el “gober pernicioso” Francisco Arturo “Kiko” Vega de Lamadrid, y del alcalde Jorge “el dotor Chapatín” Astiazaran Orcí, aquí no pasa nada.
Esa ha sido la respuesta recurrente, el aumento de asesinatos, secuestros, robos, asaltos y demás… es pura percepción de la ciudadanía. Pero como la realidad siempre atropella a los hablantines funcionarios, en este puente vacacional, ante el aumento de la inseguridad, el turismo ha disminuido, generando problemas para los negocios que viven justamente de quienes llegan los fines de semana o quienes pensaban pasar aquí vacaciones.
No hay que ser muy sesudos, para intuir el círculo vicioso de una situación en donde comienza hay inseguridad, ésta se niega y no se atiende, la inseguridad aumenta, los ciudadanos evitan el lugar y salir a la calle. Restaurantes y comercios de la zona comienzan a tener problemas económicos para sus dueños y con ello la inseguridad se recrudece. Así o más claro.
Pero eso sí, los funcionarios estatales y municipales, niegan que la presencia del Ejército, Marina, Policía Federal y Gendarmería, se deba a que exista un problema de inseguridad. Como siempre… niegan la realidad.
Repitieron una y otra vez, que el que el primer despliegue de la Gendarmería, que se dio en cinco estados, siendo precisamente uno de ellos Baja California –y Tijuana–, era una decisión de la federación que nada tenía que ver con una situación preocupante de inseguridad en el estado municipio. Repitiendo que tanto en Baja California, como en Tijuana… no pasa nada.
Este querer tapar el sol con un dedo, es solamente una estrategia tanto del gobernador, como del alcalde. Cada vez que se les pregunta de la cada vez más notoria situación de inseguridad, su respuesta ha sido que se debe a sucesos extraordinarios. Que ellos se sienten muy seguros… rodeados de guaruras, y trasladándose todo el tiempo en vehículos brindados.
O como dicen sus respectivos jefes policiacos: “no se vive una crisis, sino que se enfrenta un problema coyuntural por la asistencia de la delincuencia”. Waht? O, lo que él quiso decir es… que una crisis que no es una crisis, sino un evento extraordinario. O algo por el estilo.
Estos trabalenguas y bautizos con nuevas palabras que gustan a las autoridades para decir que no pasa nada, en donde es más que evidente que sí pasa, deberían darles vergüenza. Si la tuvieran.
Para las autoridades, admitir un problema es una señal de debilidad, cuando es el primer paso para poder llegar a una solución. Pero es imposible hacérselo entender a una bola de ineptos… y valemadristas.
Los políticos todos, cuando están en el poder, tienden ante sí un velo de fantasía, que cuando ejercen un puesto de poder público, los hace ver tierras fantásticas que no existen, simplemente no corresponden a la realidad, y de eso pasan –con mexicana alegría– a concebir que su gestión pública es intachable… pobrecitos el poder los estúpidiza… el problema es del perjuicio que causan a la ciudadanía.
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INTRIGAS. Escrito por Ricardo Madrigal. Martes, 16 de Septiembre de 2014.
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