Trompa / Magaña

Cicuta

Por Jaime Flores Martínez

Lunes, 21 de Noviembre de 2016.

Trompa 

Si las amenazas lanzadas por Donald Trump generan desconcierto entre los mexicanos, la ignorancia de muchos mexicanos y la apatía de nuestro gobierno se encargan de alimentar el miedo.

Desde la campaña presidencial, el señor Trump advirtió que levantaría un muro en la colindancia con México “para evitar el ingreso de criminales hacia Estados Unidos”.

Mientras sus seguidores aplaudían sin cesar esa sarta de barbaridades, la comunidad latina intercambió miradas de desconcierto y expresiones de temor.

¡Nos echarán de este país!, tronaban muchos compatriotas al observar al copetón empresario.

Los ciudadanos comunes (mexicanos y estadounidenses) simplemente levantaban los hombros en señal de impotencia.

El tema tomó especial relevancia durante la visita que Trump realizó en México, a invitación del presidente Enrique Peña Nieto.

La advertencia de Trump sobre la construcción de una barda entre ambos países ocupó espacios importantes en los medios de comunicación.

¿quién demonios pagaría por ese muro?

Muchos mexicanos nos rasgamos las vestiduras al rechazar que nosotros no pagaremos por las ocurrencias del magnate metido a candidato.

La mayoría de los mexicanos (sobre todo aquellos que viven en el centro del país) desconocen que ya existe un muro entre ambos países.

Muchos mexicanos no saben que, al menos en Tijuana, existen tres bardas desde hace una década.

En los 3 mil kilómetros de frontera entre ambos países, faltaría la barda solamente en unos 400 kilómetros particularmente en las zonas desérticas.

En Tijuana hace unos ocho años el gobierno estadunidense comenzó con la construcción de una segunda barda de 3 metros de altura con pilotes de concreto coronada con alambre de púas.

Dicha barda se construyó cinco años después de la colocación de un muro de láminas de acero, después de ser utilizadas por Estados Unidos como pistas de aterrizaje en la guerra de Afganistán.

Para información de la mayoría de los mexicanos, ese muro fue construido en la época del presidente norteamericano Bill Clinton.

¡El señor Clinton pertenecía al partido demócrata! y –por aquellos tiempos– la construcción la realizó sin mayores contratiempos.

¡Claro que el señor Trump lo sabe!  ¿Le conviene mantener el escándalo? ¡Desde luego que sí!

Hace un par de semanas un funcionario mexicano presentó una denuncia ante la Procuraduría General de la República por un supuesto fraude cometido por una empresa propiedad del señor Trump en Rosarito (en la parte sur de Tijuana).

Trump conoce perfectamente bien esta zona y por tanto ha observado las bardas.

Dos de esos muros son físicos, mientras que la otra es una barda virtual donde la tecnología permite detectar a cualquier persona que rebase una línea imaginaria.

En pocas palabras no hay que asustarse “con el petate del muerto” que utiliza Trump cada vez que puede.

¡La barda entre Estados Unidos y México existe desde la administración de William Clinton!

Aunque Trump lo sabe, es muy notoria la complicidad del gobierno mexicano que omite informar sobre esta realidad al pueblo mexicano.

El domingo pasado en una entrevista televisiva realizada hace una década Trump dijo que “si algún día” fuera candidato a la presidencia de Estados Unidos lo sería por el Partido Republicano porque son unos tontos que todo se lo creen.

Y sí.

Magaña 

Cicuta recaba datos sobre una historia ocurrida el 4 de junio de este año.

El escenario fue Mexicali, capital del estado de Baja California y la trama refiere a una traición mayúscula.

Hay quien dice que se trata de un “machetazo al caballo de espadas”.

Más allá de una historia que resulte inverosímil, deja en claro que los acuerdos políticos están por encima de la decisión de la mayoría.

Los pactos políticos entre el PAN y el PRI son harto evidentes.

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