INTRIGAS
#Estafas
Mientras el delegado en Baja california de la Procuraduría Federal del Consumidor (Profeco), Julio Felipe García Muñoz, soñaba con ser presidente municipal de la sufrida (políticamente hablando) Ensenada, muchos gasolineros se “despachan” con la “cuchara grande”.
García Muñoz, que es parte de “los jijos del averno”, es decir empleados y discípulos del “diablo” Fernando castro Trenti, es mencionado frecuentemente como “beneficiado” de “agradecimiento$” por parte de miembros del sector gasolinero estatal, el cual tiene fama de ser “muy generoso” con el delegado de Profeco en turno.
La constante en la entidad, es que mientras el titular de la institución a nivel nacional, y los delegados de gran parte de las entidades del país, periódicamente publican cifras y nombres de gasolineras incumplidas, Julio Felipe García le juega al occiso, ni una mención de estos malos comerciantes… menos aplicarles el peso de la ley.
La constante en el país, es que las estaciones revisadas por Profeco… cada vez presentan más anomalías, según datos oficiales, más de dos tercios de esos negocios… incurrieron en diversas fallas. Es decir, lejos de disminuir las irregularidades, van en franco y notorio aumento.
Las principales fallas o irregularidades detectadas en las inspecciones son: la venta de litros incompletos, errores de repetibilidad (aptitud de un instrumento de medición para dar indicaciones muy cercanas entre sí durante la aplicación repetida al mismo mensurando en las mismas condiciones de medición / es decir, la inestabilidad de las mangueras al efectuar diferentes mediciones de combustible por la misma cantidad pagada); desperfectos o piezas sueltas en las bombas despachadoras; bombas que no detienen el despacho de combustible automáticamente; y precintos rotos.
Aunque la normativa vigente admite hasta 100 mililitros faltantes por cada 20 litros de gasolina despachada (para que usted se dé una idea, la cifra anterior es el equivalente de un tercio de una lata de soda), la realidad que los litros incompletos son la constante en un gran número de gasolineras.
La entidad no tiene muy buena fama que digamos en su ramo gasolinero, la calificación de las despachadoras de combustible resultó no ser alentadora para los automovilistas que están expuestos a cargar en alguna estación de las muchas que presentan anomalías. Bombas inmovilizadas por no despachar litros incompletos no se ven en el estado, inspecciones de profeco… tampoco. Por algo será.
La Profeco en la entidad, se duele que cerca de la mitad de las gasolineras se han negado a ser verificadas, por lo cual no sabe si laboran o no dentro de las normas. Pero no hace nada por evitarlo. La triste realidad es que como mucho, solo la cuarta parte de las existentes están en orden. Es de hacer notar que las leyes contemplan multas millonarias contra quienes se nieguen a ser revisados, por vender litros incompletos, por anomalías en las mangueras despachadoras y demás, pero curiosamente la dependencia se hace como el “Tío Lolo” y graciosamente… no las aplica.
Bueno, de la llamada ley “antiordeña” (que entro en vigor el presente año), la cual endurece penas y multas contra quienes roben hidrocarburos, alteren sistemas de medición, comercialicen productos ilícitos o participen en sobornos… ni sus luces. La Ley Federal para Prevenir y Sancionar los Delitos Cometidos en Materia de Hidrocarburos, aplica para todos los productores de hidrocarburos, gasolineros y distribuidores.
Se contempla de seis a 10 años de cárcel a los dueños y administradores de gasolineras cuando alteren los productos que expendan o no despachen bien los litros del combustible o las demás especificaciones que para estos productos establezca la Comisión Reguladora de Energía. Quien elabore toma clandestina, robe hidrocarburos en plantas o altere los sistemas de medición, se hará acreedor a una pena de 10 a 18 años de prisión y una multa de 10 mil a 18 mil veces el salario mínimo.
Pero como siempre, seguimos esperando que la autoridad cumpla con su deber, y ponga el ejemplo “enjaulando” a los primeros concesionarios para que sirvan de ejemplo a los demás, y dejen de abusar (como es usos y costumbres) del pueblo. La ley se “ve” bien, como muchas otras. Pero como con la mayoría de las leyes, el “problema” es su aplicación. O dicho de otra manera: los pillos de gobierno por una “corta”, protegen a los pillos… del comercio y/o industria.
El gremio de los gasolineros, serán impactados por la reforma energética que prepara una revolución en el sector y socaba las antiguas prácticas monopólicas. De entrada, para este 2016 terminarán las concesiones y cada empresario navegará en solitario, sin la marca de Pemex, ya sea solos o vendiendo sus franquicias a empresas extranjeras. Pero de acuerdo al nuevo marco normativo, la competencia en materia de precios ya se ha abierto. De acuerdo a sus márgenes de ganancia, podrán reducir sus tarifas al público. Y hasta ahora, salvo excepción que confirma la regla… no se ha atrevido a hacerlo.
Los gasolineros no parecen entender que, además de una guerra de precios y de apertura de mercados, también hay una guerra por la reputación de los expendios a partir de que Profeco (en otros lares) hace públicos los resultados de las verificaciones que practica a través de un portal. Con la base de datos abierta, la Profeco (nacional y de otras entidades) ha puesto luz sobre las prácticas opacas que afectan a los automovilistas y la industria del transporte. Las irregularidades descubiertas van desde los que de plano rechazan los actos de verificación, a los que se confirma que no despachan litros de a litro. Pocas, muy pocas, cumplen cabalmente con el despacho íntegro. Aunque en la realidad a los gasolineros les vale ser exhibidos, no hay competencia ni por la reputación ni por los precios. Con la apertura de jugadores extranjeros, muchos de los gasolineros locales van a ser arrasados, como hace décadas les toco a muchas ramas de la industria, sobre todo las que en su momento no se prepararon para enfrentar la competencia provocada por el nefasto TLC.
Con decirle que localmente y/o regionalmente, algunos tienen fama ganada de hacerse de equipos deportivos, planear construir estadios, volverse poderosos económica y políticamente, y unas cuantas chucherías más, a cuenta de combustible de dudosa calidad, dudosa cantidad y dudosa… procedencia. Mientras García Muñoz, vive sus sueños de “opio”, a cuenta de la población.
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INTRIGAS.INFO Escrito por Ricardo Madrigal.
Martes, 05/Abril/2016.
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