Garrido

Cicuta
Por Jaime Flores Martinez
Miércoles, 22 de Julio de 2015.
Garrido
Deslumbrada por una atractiva oferta de trabajo (que incluía beneficios para su equipo de campaña), la ex candidata al Sexto Distrito por el Partido Humanista Irma Garrido Ortigosa decidió apoyar a su opositora panista María Luisa Sánchez, aunque –finalmente– «se quedó como novia de rancho».
Y es que –6 días antes de la elección federal– dos funcionarios estatales presionaron a la entonces candidata a diputada federal para retirarse de la contienda que se realizaría el 7 de junio.
A cambio de sumarse a la candidatura de Sánchez, tan generosos enviados le ofrecieron posiciones en la estructura de gobierno; apoyos para una agrupación evangélica a la que pertenece y hasta dinero en efectivo.
El compromiso de Irma Garrido era publicitar la sumatoria a su contrincante panista María Luisa Sánchez.
Representantes personales del secretario de Planeación y Finanzas del Gobierno de Baja California Antonio Valladolid y del propio gobernador Francisco Vega de Lamadrid, los señores Víctor García y Oscar Sánchez se encargaron de engatusar a Garrido con promesas que nunca cumplirían.
Sánchez y García tejieron un maléfico plan de seducción a Irma Garrido, calificada como una profesional en el tema de cultura y Prevención al Delito.
Desde el lunes primero de junio se plantaron frente a su casa con la única intención de convencerla de declinar a su aspiración y ofrecer su apoyo a la abanderada panista.
Por un término de 72 horas arremetieron contra Garrido hasta arrancarle la promesa de declinar a favor de María Luisa Sánchez, a quien identificaron como “la candidata del gobernador y del secretario de finanzas».
A cambio de su audaz decisión recibiría un puesto directivo en la Secretaria de Seguridad Pública Estatal, además de acomodo laboral a su equipo de campaña.
García y Sánchez también se comprometieron a apoyar los proyectos de su agrupación evangélica y hasta le juraron entregarle dinero en efectivo. !Qué tipos tan generosos!
Irma Garrido reveló a Cicuta que –esa noche– el propio secretario de finanzas Antonio Valladolid llegó a bordo de una camioneta Suburban hasta la puerta de su casa.
En forma gentil y educada, Valladolid le pidió aceptar la propuesta planteada por sus incondicionales, situación que arrancó la confianza de Garrido.
Tres días antes de la elección, luego de un leve jaloneo testificado por media decena de dirigentes evangélicos, Víctor García (asesor del secretario Valladolid), tomó su teléfono celular para llamar a su patrón ¡e incluso simuló llamar al gobernador!
Al observar con la boca abierta a los recién convencidos, el rechoncho funcionario dijo a su interlocutor que “el acuerdo podría considerarse viable” y que el documento ya lo había firmado.
Con una suficiencia que envidiaría López Doriga, aseguró que antes de 24 horas tendrían una parte de los 175 mil pesos acordados. Lo urgente era que la señora Garrido anunciara que apoyaba a la panista Sánchez, situación que cumplió su equipo de campaña.
El asunto es que la elección se realizó, la panista Sánchez resulto ganadora, pero Garrido y su gente se quedaron con la sonrisa congelada.
Un mes después del incumplido acuerdo, la señora Garrido no soportó la presión y tronó contra Valladolid y sus canchanchanes.
Al no contactar a Víctor García y encabritarse porque Sánchez ni siquiera le tomaban las llamadas, Irma Garrido decidió presentarse a la oficina del gobernador en la ciudad de Tijuana.
Luis Bustamante Mora, secretario auxiliar del gobernador, de plano le dijo que el ejecutivo estatal ni siquiera estaba enterado de dicho acuerdo.
Irma Garrido intentó vanamente entrevistarse con el secretario de seguridad pública Daniel de la Rosa Anaya, quien la nombraría en un puesto a nivel de dirección.
La respuesta de los subordinados fue exactamente la misma, pues ninguno de ellos estaba enterado del acuerdo.
En una carta dirigida al gobernador Francisco Vega de la Madrid, la señora Garrido manifiesta su impotencia ante la engañosa estrategia. Le explica que atraviesa por una situación financiera sumamente difícil, pues de ella depende el sustento de cuatro familias. Además se refiere a su capacidad en las lides de prevención del delito, aunque subraya el engaño practicado en su nombre.
Hace unos días Garrido utilizó las redes sociales para estallar por los incumplimientos de 2 sujetos que –sin duda—son cercanos a Valladolid.
Los dos subalternos del secretario presionaron para su declinación, aunque asegura que –con ello– arrastraron con su situación financiera y su futuro político.
Aunque (a nivel nacional) el Partido Humanista acabo en el drenaje, la credibilidad social de Garrido está a nivel de banqueta.
Lo mejor del brete es que sus dirigentes pastorales fueron testigos de un engaño tejido –aparentemente– al margen del conocimiento del gobernador, pero concebido por el secretario de finanzas.
Panistas enterados del asunto reconocen que los recursos financieros utilizados en la campaña de la panista María Luisa Sánchez, llegaron directamente de la Secretaría de planeación y finanzas, cuyo titular Antonio Valladolid, su querido compadre.
De Víctor García, asesor en jefe de Valladolid, sólo se sabe que despachó como asesor del extinto secretario de gobernación Francisco Blake Mora, quien en alguna ocasión se enlazó telefónicamente con Irma Garrido.
El encargado de contactarlos fue justamente Víctor García, encargado de transitar por los drenajes, potador de la bandera del incumplimiento. Antifaz de Valladolid.

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