Judas / Excepción

Cicuta

Jaime Flores Martínez

Judas

Ofendidísimo porque Cicuta se atrevió a involucrarlo en las transas que hizo con Alejandro González Guilbot a su paso por la Aduana de Tijuana, el acaudalado mexicalense Roberto Ruiz Armas puso en evidencia que “leer” no es su fuerte. Don Roberto intentó revirar a través de un texto plagado de inconsistencias.

Y es que Cicuta se refirió a un personaje desconocido que a principios de este año fue detenido por autoridades norteamericanas. Este hombre transportaba medio millón de dólares en efectivo que –una vez más– entregaría al entonces administrador de la Aduana de Tijuana Alejandro González Guilbot.

Sobra decir que esa operación había tenido éxito en varias ocasiones. Las entregas se realizaban en una lujosa suite de un pomposo hotel ubicado en el Centro de San Diego.

En el texto del lunes, el columnista refirió que esas cantidades de dinero eran enviadas por Roberto Ruiz Armas, propietario de la empresa Kikis dedicada al negocio de las importaciones. Dice que no es el dueño pero la maneja a placer.

Apenas leyó el contenido de Cicuta, el señor Ruiz Armas se enfureció a tal grado que tachó lo publicado como «falsedades y suposiciones que seguramente fueron tomados de fuentes no confiables». ¿Seguramente? ¿Duda que las fuentes mientan?

La carta enviada por don Roberto subraya que “no conoce al personal de la Aduana y mucho menos que haya sido detenido transportando efectivo o cualquier tipo de divisa». Don Roberto no leyó bien la columna del lunes. Cicuta nunca ubicó a Ruiz Armas como la persona que transportó el dinero.

Solo se precisa que una persona fue arrestada por autoridades norteamericanas con medio millón de dólares en efectivo, pero nunca se revela su identidad. ¿Cómo entonces Ruiz Armas señala que “no lo conoce”? ¿Cómo puede conocer a alguien que carece de nombre y de rostro? Está claro que no sabe leer.

Aún así desmiente“categóricamente” lo publicado el pasado 17 de noviembre donde se le relaciona «de manera irresponsable». Y añade: «solo me queda exigirle que tenga veracidad en sus textos por respeto a sus lectores y no se base en simples suposiciones».

Referido lo anterior, el escribiente debe suponer que el señor Ruiz Armas, responsable de manejar 6 amparos concedidos por jueces federales para realizar importaciones con criterios fiscales anteriores, debería conocer perfectamente al personal que labora en la Aduanas.

No es lógico que alguien con esas actividades se desmarque de personas que contribuyen a aumentar su riqueza. Aunque nunca lo menciona por su nombre, tampoco puede negar el trato cercano que sostuvo con Alejandro González Guilbot.

Aunque los acuerdos de sangre entre mafiosos contemplan “desconocer” a los compinches que caen en desgracia, don Roberto es ingrato con González Guilbot. Nunca podría olvidar aquellas reuniones nocturnas en el exclusivo restaurante Mortons en San Diego. Solo Judas desconoce.

Los testigos afirman que el confianzudo de Ruiz se refería a González Guilbot como “Amadeo”,lo que significa que Ruiz Armas era de toda su confianza. ¿Sabrá González Guilbot que su amigazo lo desconoce?

Con tanto dinero que Ruiz Armas ha ganado con los mencionados amparos este hombre no halla donde invertir las carretadas de dinero en efectivo. Como la autoridad fiscal muestra sus fauces a los ingenuos que acuden al banco a realizar depósitos, este hombre prefiere invertir en lo que sea en lugar de almacenar divisas.

Excepción

Sumamente molestos con su dirigente esta una decena de integrantes del Comité del Sindicato de Burócratas de Tijuana.

Manuel Oceguera Villa, dirigente de ese gremio desconoció a esos compañeros porque se negaron a rendirle pleitesía. Algunos de ellos fueron sustituidos por sus incondicionales, quienes agachan la cabeza ante sus burdas instrucciones.

Los inconformes cuestionan su destitución pues –desde iniciada su gestión como secretario general–, el señor Manuel Oceguera no ha convocado a una sola asamblea. Al no haber tal reunión entonces no puede desconocer a los miembros del comité.

En un intento por lavarse la cara, el señor Manuel Oceguera utiliza las redes sociales para intentar justificarse ante los trabajadores al servicio del Estado. Este hombre se dibuja como una blanca paloma y critica a quienes se atreven a cuestionar su desempeño.

Más adelante Cicuta revelará detalles sobre el manoteo descarado de los dineros de los burócratas, sin contar con la intención de Oceguera por callar a la prensa crítica. Don Manuel debe saber que el escribiente conoce la identidad de la persona que instruyó para comprar la conciencia de la prensa que le señala, el escribiente entre ellos.

Cicuta le adelanta que si el personaje intenta sobornarlo, su identidad será revelada. Señor Oceguera, las conciencias no se venden, excepto la suya.

Radio

El periodista Fernando del Monte y el autor de Cicuta son mancuerna en Fórmula Tijuana, que se transmite de lunes a viernes a la una y media de la tarde por la frecuencia 950 de amplitud modulada, Radio Fórmula Tijuana.

Cicuta.com.mx twitter: @jaimecicuta    Viernes, 21/Noviembre/2014.


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