Margarito

Cicuta
Por Jaime Flores Martinez
Lunes, 01 de Junio de 2015.
Margarito
Resentidísimo con sus ex compañeros panistas porque lo marginaron de la turbia prosperidad que alcanzan al arribar al servicio público, al regidor tijuanense Luis Felipe Ledezma no le importó establecer una descarada sociedad con “un pillo de siete suelas”.
Muy pocos saben que el regidor Ledezma “se tomó de la mano” con Fidel Villanueva, un personaje que estuvo encarcelado por vender engomados que ofrecen una falsa impunidad a conductores de autos extranjeros que circulan en Baja California.
Fidel Margarito Villanueva, pasó 8 meses en la prisión de La Mesa de Tijuana por venderle a los automovilistas una calcomanía que “evita” el decomiso de su automóvil chocolate.
El ex gobernador José Guadalupe Osuna Millán lo refundió en la Penitenciaria aunque Margarito retomó sus fueros apenas alcanzó la libertad.
Con su acostumbrada gesticulación amanerada, el señor Villanueva encontró la coyuntura con el regidor por el Movimiento Ciudadano Luis Felipe Ledezma, a quien los panistas califican de resentido.
En el año 2013 los blanquiazules le negaron la posibilidad de contender nuevamente por el partido azul y blanco. Ledezma ya había despachado como regidor donde destacó por su mediocridad.
Luis Felipe Ledezma recibió la oportunidad del partido Movimiento Ciudadano y de inmediato renunció a las filas del PAN.
Tras varios meses de gestión, Ledezma se vínculo con Villanueva precisamente por el tema de los autos chocolate. El señor Ledezma quiso actuar como redentor de las causas perdidas y aprovechó la coyuntura para asociarse con Villanueva.
El asunto es que el Servicio de Administración Tributaria (SAT) investiga el turbio negocio de la venta de automóviles extranjeros que portan una calcomanía que les vendió la dupla Villanueva Ledezma.
Una persona que adquirió un auto ya “engomado” asegura que una persona que trabaja para este par le ofreció un automóvil modelo 2004 con placas del Estado de California pero amparado con una calcomanía que aparentemente evitaría su decomiso.
Tres semanas después el dueño de este auto chocolate fue interceptado por policías federales en la zona de Santa Fe. Como no traía dinero para sobornarlos, los uniformados procedieron a decomisarle lo automóvil.
Si los federales canalizaran los automóviles extranjeros que conducen personas residentes de suelo mexicano, seguramente los patios del SAT estarían repletos.
Aunque se maneja con suma discreción, se sabe que el SAT ya comprobó que la dupla Villanueva-Ledezma incurre en delitos tipificados como graves. Esos delitos son: contrabando equiparado: defraudación fiscal y fraude a particulares.
Se estima que –en lo que va del año–, estos bribones han introducido a Baja California poco más de 60 mil vehículos. Estos señores hacen un extraordinario negocio a costillas de los pobres. Además de vender los vehículos también comercializan la calcomanía.
Mientras los vendedores de automóviles usados se truenan los dedos porque la autoridad federal dictó nuevas reglas para la importación de automóviles, el señor Villanueva y su compadre Ledezma aprovechan la coyuntura para comercializar con todo descaro los automóviles ilegales.
El SAT conoce perfectamente la mecánica que utilizan estas personas para saturar el sur de la península con automóviles chocolate.
Se calcula que en Baja California Sur circulen al menos 50 mil vehículos extranjeros que portan una calcomanía vendida por la parejita Villanueva-Ledezma.
La dependencia que encabeza Aristóteles Núñez, sabe que la Policía Federal vigila la carretera que conduce a la parte sur de la península pero también sabe que los autos chuecos les deja muchísimo dinero.
Esos policías no han marcado el alto a tantísimo vehículo que tiene como destino la ciudad de La Paz Baja California Sur.
Se sospecha que los sudcalifornianos adquieren el vehículo en Tijuana y en su ruta de regreso se detienen en el puerto de Ensenada. En la ciudad que reside Fidel Villanueva, esos automovilistas adquieren la calcomanía para viajar a la parte sur de la península.
Como los comerciantes de autos usados de Tijuana se han reducido de manera considerable en los últimos años, el señor Villanueva y su cómplice Ledezma ya se cansaron de retacarse los bolsillos con dinero de ciudadanos necesitados. Ellos entregan su confianza a los vendedores de calcomanías.

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