La creciente inseguridad dejada en Tijuana por la mancuerna “diabólica”, formada por “el bucólico” Carlos Walterio Bustamante Anchondo y su impresentable hijo –aunque muchos afirmen que la denominación correcta seria “jijo”- putativo, el impresentable “jefe gorgory” Chucho Alberto Capella Ibarra, parece no crecer a ritmo acelerado, sin crear conciencia cierta en las autoridades estatales y municipales, que presumen de una ciudad que no coincide con las constantes agresiones –robos, asaltos y demás- que los tijuanenses padecemos día con día.
En un comparativo sobre el número de delitos cometidos en los años anteriores, donde el anterior alcalde sale muy mal parado con estadísticas que demuestran la ineficiencia de su gobierno en esa materia, al empeorar año tras año, inercia que sigue al comienza de la actual administración.
Y no podía ser de otra manera, por una simple y sencilla razón: que los secretarios encargados de la Seguridad Pública llegaron impuestos por los alcaldes en turno, y por lo muchos de ellos –incluyendo al anterior y al actual- sin meritos, ni conocimientos suficientes para ostentar el cargo, quienes evidentemente fracasaron en su famosa guerra contra el crimen. Por lo que fueron y serán cómplices de la derrota ante los grupos criminales y los malandros, en todo el territorio municipal, donde se han destinado muchos millones de pesos, olvidando la prevención de los delitos comunes, los cuales crecieron de manera brutal.
Una cosa es la lucha entre los grupos, células y aun cárteles del narcotráfico, y otra cosa es el número de delitos cometidos en contra de los ciudadanos. En el primer caso, Tijuana estuvo en medio de esa guerra entre los grupos relacionados con el narco, donde el número de ejecuciones gano las primeras planas de los medios nacionales, aunque afortunadamente por la adecuada intervención del ejercito nacional, la región regreso a una tenue calma, siguiendo ejecuciones –en mucho menor número que hace pocos años- debidas principalmente al pleito entre narcomenudistas, tanto por territorio, como por el mercado, estando fuera de control debido principalmente a la manifiesta incapacidad –y aun, en algunos casos, complicidad –de las corporaciones policíacas.
En el segundo, las estadísticas sobre Tijuana, la ubican como una de las ciudades en donde crecen los levantones y aun el secuestro, donde abundan los robos violentos y a casa habitación, independientemente del robo de autopartes y vehículos. Es precisamente en estos rubros donde los ciudadanos, como usted o yo, padecemos la ineficiencia e ineficiencia de la autoridad.
Lamentablemente, el discurso oficial –estado y municipio- no coincide con la enorme cantidad de ilícitos que se repiten día con día en territorio bajacaliforniano y principalmente el tijuanense. Debemos agregar los robos en casas habitación, asaltos –a particulares y comercios-, robos –a particulares y comercios-, robos de vehículos y autopartes, crecen aceleradamente y sin control. Es difícil conocer a alguien que no haya sufrido en lo personal o familiar, algún acto criminal.
Esa violación a la intimidad de los ciudadanos, perdiendo sus pertenencias personales en cuestión de minutos, queda en la mayor de las impunidades, ante la complacencia e ineptitud de la autoridad. Lo mismo se dan los asaltos en las colonias de clase media alta, que en las llamadas populares, quedando exentas las abitadas por personas de muy alto poder adquisitivo, ya sea porque contraten seguridad privada, o por la atención especial que les brindan las diferentes corporaciones policíacas, principalmente la municipal.
Y como se comento con anterioridad, seguramente usted tiene cerca a alguien que ha sido víctima de la delincuencia, si es que no lo ha sido usted mismo. Nadie está a salvo en la ciudad, y menos con estos funcionarios nombrados por Jorge Astiazarán, a los cuales no tienen la capacidad para sacar adelante una ciudad, que el anterior alcalde y su folklórico secretario de (in)seguridad pública municipal, dejaron envuelta por un mar de criminales y malandros, donde nadie está a salvo.
Lo que los funcionarios no nos dicen o no nos quieren decir, es que en materia de seguridad cada paso que gana el crimen, la autoridad requiere el triple de tiempo para recuperarlo. Así que vayan haciendo sus cuentas para saber cuánto nos llevará a los tijuanenses recuperar la seguridad que se ha perdido en estos años, principalmente los tres de la administración saliente, más lo que se siga acumulando con la actual. Usted cree realmente, que con estos mandos policíacos, lo mejor este por venir”?
Mientras esto acontece, el actual secretario de seguridad pública municipal, Alejandro Lares Valladares, cree que jugando a los avioncitos o comprando «drones» para vigilar por aire «las zonas de mayor índice delictivo», se acabara con la incidencia delictiva. Abra que decirle a este novel y demasiado verde funcionario, que no es lo mismo ser gato de las corporaciones del imperio… aunque se quiera disfrazar esto de “enlace”, que dirigir una corporación y dar resultados… positivos.
Seria conveniente saber, si esos seis «drones» que piensa comprar y que al parecer ya se los autorizo el alcalde, quien los ende, vaya siendo que sea alguno de sus anteriores amos, o alguien cercano a ellos, porque eso de que “se están analizando los prototipos que existen para determinar cuáles necesitan”, suena a falsedad, ya que en la toma de posesión ya presumieron el primero. También seria correcto –si es que conocen el significado de la palabra-, que explicaran si no hay necesidades más urgentes y prioritarias, que la compra de los famosos “avioncitos”.
INEPTOS E INCOMPETENTES
Cuando la ineptitud e incompetencia son las constantes afloran naturalmente, como es el caso de nuestras autoridades, solo queda poner retenes para tratar de engañar al ciudadano con un trabajo no realizado, cuando en realidad los están perjudicando, ya que después de un arduo día de trabajo, todavía tienen que perder muchas decenas de minutos por estos “puntos de revisión” instalados por los municipales, acompañados de estatales, donde solo pasan los ciudadanos,,, y los malandros “arreglados”, por lo que lo único que agarran o atrapan… será un resfriado.
Resulta que el “combate a la delincuencia” según las nuevas autoridades municipales, es joder al ciudadano, ya que lo único que se les ocurre es la instalación de los inconstitucionales retenes, puntos de revisión, o como los quieran llamar.
Dicen que cuando la incompetencia no da para más, hay que poner un reten.
Pareciera que “la municipal” no tiene remedio, ni recomponiéndola funciona, su único y arcaico recurso es la fuerza y la cantidad, con un notorio e inexplicable desuso de la inteligencia, cuya área solo la utiliza para el “atraco”, navegando en un mar de incapacidad y sospecha, por decir lo menos.
Mientras esto acontece, los malandros están desatados, entre ellos el robo de vehículo, y los municipales… bien gracias. Como uno de los muchos ejemplos de lo anterior, esta la epidemia de robo de los llamados “JEEP”, uno de los tantos robos o intento de ser sustraído, pertenece a un alto funcionario de un tribunal, el cual al estar tomando –hace unos días- una maestría en un instituto de educación superior, situado por el rumbo de la “Cacho”, sufrió el intento de robo de su unidad, lo cual fue impedido al darse cuenta del hecho un guardia privado, el cual ahuyento a los ladrones, procediendo de inmediato a pedir el apoyo de la policía municipal, a la cual a esta fecha… sigue esperando. Lo mismo le sucede a cientos de ciudadanos que se atreven a pedir el apoyo de los municipales al ser objeto de algún ilícito, pero estos nunca llegan a prestar el debido servicio.
MENTIROSILLO
Falto a la verdad o mentirosillo, resulto el director de la policía municipal tijuanense, Reyes Montilla López, a tratar el tema de los “levantados” comerciantes del swap meet Siglo XXI.
Primero cantifleo, para echarle la culpa de falta de resultados en este tipo de ilícitos, a la propia ciudadanía, ya que según el “en un hecho delictivo los reportes se atienden de inmediato”, pero es la gente “quien muchas veces no da el reporte hasta cinco minutos después” y “muchas veces con información errónea”, por lo cual no logran arrestos, según su dicho.
Nunca menciono que la nueva línea de investigación, es que quienes realizaron el “irregular” operativo fueron los llamados “pepos”, quienes se ostentándose como ministeriales federales, usurpando funciones, independientemente que estaban “trabajando” en su tiempo libre… o por la “libre”, como ya es usos y costumbres en esa corporación.
Para curarse en salud, sin venir al caso, afirmo que la corporación a su cargo no utiliza “vehículos o vagonetas de color blanco, además de que todos están balizados y rotulados”, y ahí es donde le empezó a crecer la nariz a pinocho.
Es del conocimiento público, que la mal llamada área de inteligencia, utiliza este tipo de vehículos, y que no tienen ningún tipo de identificación oficial, independientemente que normalmente lo que hacen es andar correteando los “botines de guerra”.
Montilla López, inadvertidamente, o sin querer queriendo, acepto lo que tanto niega la autoridad, es decir la existencia, según el, en los últimos días, de homicidios y “levantones” de personas. El subconsciente los traiciona, y termina aflorando alguna verdad.
CONSECUENCIAS
La falta de cumplimiento a la recomendación de la procuraduría estatal de los derechos humanos, en cuanto al traslado de detenidos en las cajas de los pick up, a traído como consecuencia un buen número de incidentes, alguno de ellos fatales, el ultimo cuando un detenido se bajó de la patrulla de la policía municipal, en donde era trasladado, y ser atropellado y muerto.
Ya no se diga el alto número de lesionados, ya sea al salir volando de la “caja” del pick up o golpearse en el mismo. Son hechos que a los mandos anteriores, empezando por el secretario y el director, los inefables “Virueta y Capellina”, les valió sorbete, al fin que los muertos y heridos no son de su familia, ni de ninguna de las rancias y custodias de las buenas costumbres, familias gobernantes.
Ni que decir, de que los nuevos mandos de la dependencia, no tienen entre sus preocupaciones e intereses, la de solventar dicha observación, y evitar nuevos percances, con fúnebres resultados.
SIGUE INEXISTENTE TRANSITO MUNICIPAL
Mientras que la “jauría” o “moto ratones” del ratificado –a de ser por rata- Raúl Malandroz, siguen atracando a quien se atraviese en su camino, la ciudad sigue desquiciada por el alto trafico vehicular.
Ante la falta de acción de esta área de la policía municipal, los accidentes siguen a la orden del día. Ejemplo de lo anterior, es el sábado pasado, cuando la línea para el cruce a Norteamérica por la garita de San Ysidro, llegando hasta el llamado puente de la Buena Vista. Lo que ocasiono accidentes, alcances, incidentes entre conductores y demás, lo que sucede prácticamente todos los días en esta importante vialidad –la vía rápida-, que lleva también a diferentes avenidas de la Zona Río, y a Playas de Tijuana.
Mientras en otros tramos de diversas vialidades, donde se puede desarrollar alguna velocidad, se puede observar a los llamados “moto ratones”, cazando incautos. Por lo que huele mal, la ratificación de este mando, dando la apariencia que los nuevos titulares de la dependencia, llegan como los anteriores, a resolver su futuro, por lo que requieren “recaudadores” en las diversas áreas. No hay otra explicación creíble.
FALTA DE PERICIA
Como falta de pericia o de plano incapacidad, se puede considerar la epidemia de accidentes en que se ha visto involucrada en los últimos días la policía municipal. Varias patrullas hechas pedazos –vía rápida, frente al aeropuerto, y demás- al chocar por alcance –ninguna de ellas en persecución u operativo-, pone en entredicho la capacidad de conducir de los oficiales municipales.
Lo cual es un peligro para los conductores y sus compañeros, pero sobre todo para la ciudadanía en general. Es común ver las patrullas –sin participar en operativo o persecución alguna- circulando a exceso de velocidad, y con imprudencia extrema, sin respetar señalamiento alguno de transito, menos el respectivo reglamento, y hasta con pendejez, sin que los directivos impongan medida alguna de sensatez.
Como expreso en ciudadano “llevan prisa, como siempre la traen aunque no van a ningún lado, rebasan imprudentemente, se pasan los semáforos, altos de disco, no usan el cinturón de seguridad, en realidad son unos cafres, y ni quien les ponga un asta aquí a los señores policías.
FALTA DE PROTOCOLOS
Parece que a las policías de Baja California, y particularmente la municipal de Tijuana, les encanta a sus mandos, cometer errores y horrores, de los cuales abundan las evidencias. Parecen olvidarse de la realidad, y excluir los métodos que utilizan las mejores corporaciones policíacas del planeta.
La lucha, muchas veces se da entre las diversas corporaciones –muchas veces por el botín, o por intereses-, y no como debe de ser, contra la delincuencia. Es evidente la pobreza del discurso, de argumentos, de mensaje, de acciones, y de protocolos. Los ejemplos sobran.
Lo más lamentable es que se la pasan justificando su ineficacia el la lucha contra el crimen y los malandros. Con esto, quien le cree a los mandos policíacos? Yo tampoco.
Deberían de pedir de regalo navideño, que alguien les elabore un manual y/o protocolo de seguridad. Y al doctor Jorge Astiazarán, que les elabore uno sobre el sentido común, algo con lo que prometió gobernar, pero como que a sus subalternos, como que no se les da.
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INTRIGAS. Escrito por Ricardo Madrigal. Martes, 17 de Diciembre de 2013.
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