Cicuta
Por Jaime Flores Martínez
Miercoles, 27 de Abril de 2016.
Sinnombre
Animada por su ejército de incondicionales, a la empresaria Carolina Aubanel Riedel no le importa que la tachen de ambiciosa.
¿La señora busca sus propios espacios de poder? ¿El PAN operó para que participara en la contienda?
Da la impresión que al conocer la resolución del Tribunal Electoral del Estado la señora se fue de bruces.
Aubanel escondió la cabeza para que sus contrincantes especularan sobre su retiro. Si la autoridad electoral le metió zancadilla ¿no era mas efectivo restregarle su parcialidad?
¿No sería mas digno pregonar que aplastaron sus derechos?
¡De todos modos va a perder!
Hasta los mas ingenuos saben que fracasará en su intento de ser alcaldesa, aunque la mayoría entiende que su objetivo es estar en la boleta electoral del 5 de junio.
Al saber que –a pesar de sus desventajas—entrará a la contienda, sus detractores suponen que su intención de fondo es mantenerse vigente para retomar el negociazo conocido como Zócalo 11 de Julio.
Esos enemigos de Carolina, advierten que aislarse de la competencia electoral sería tanto como resignarse a la clausura indefinida de los trabajos del millonario negocio del Zócalo, un proyecto suspendido por la opacidad en el manejo de los recursos.
Si bien la señora Aubanel goza de un extraordinario prestigio, también es cierto que «al ir con todo en la actual campaña”, esta dama dejo desnuda su ambición.
Con el argumento de servir a la comunidad, Aubanel intenta proyectarse apasionada. La realidad indica que su deseo de ser alcaldesa se ve lejano.
Aunque el tribunal resolvió favorablemente, algunos pensaron que la empresaria aplicaría la sensatez y se disciplinaría.
¡Dos semanas de retraso es muchísimo tiempo para reponerse!
¿Acaso sus aplaudidores alimentaron su ego?
Metida de lleno en la contienda, Carolina Aubanel Riedel deberá lidiar con el visible marranero. ¡Su imagen fina y su actitud decente acabará llena de lodo!
¡Debe saber que al entrar al chiq uero difícilmente saldrá limpia!
Sus detractores recuerden que, a principios de noviembre, Aubanel declaró públicamente que ‘dejaría de llamarse Carolina si la obra denominada Zócalo 11 de julio se suspendía”.
Al menos en el tribunal electoral, el primer nombre de la señora Aubanel se convirtió en noticia.
Por cierto que el Tribunal Electoral resolvió a favor de esta señora porque el Instituto Electoral le notificó tarde y con se violaron sus derechos políticos.
¡Ese fue el argumento!
Hasta hoy nadie ha referido que la señora Aubanel cumplió con las firmas requeridas por la autoridad electoral para obtener su registro.
Semanas atrás –en una carta pública—la señora sin nombre anunció que no impugnaría la decisión del Instituto Electoral al no darle el registro como candidata.
¿Qué paso?
A pesar de incumplir con los requisitos de inscripción, la autoridad electoral resolvió a su favor y el lunes anunció que se registraría.
¿Qué habrá detrás de su decisión?
Un observador estima que la señora Aubanel utilizará su candidatura como un serrucho que servirá para cobrar facturas, vengarse de sus enemigos políticos y abrirse puertas con otros.
Por cierto hay quien dice que su candidatura beneficia directamente al Partido Acción Nacional (PAN).
Si la participación de Gastón Luken, Héctor Osuna y Julián Leyzaola atentan contra los panistas, estos últimos pudieron influir para que Carolina entre a la contienda y le reste votos al PRI.
Ah, un último dato. El estratega de la señora Aubanel es el mexicalense Felipe Morales, incondicional de Amador Rodríguez Lozano. A este último se le conoce como Merlín por su capacidad de aparecer y desaparecer urnas repletas de boletas.
Trasero
Aunque Cicuta respeta la máxima periodística que reza: “perro no come perro”, si repudia que algunos oportunistas se cuelguen del trabajo ajeno.
Un personaje identificado como Jorge Mario Camacho Ibarra redacta bodrios que sube a Facebook a nombre de Cicuta. Este señor miente al colocar entre paréntesis la palabra “cortesía” de Jaime Flores.
Si don Mario quiere que lo lean, debe primero ajustar su redacción.
Los lectores de Cicuta prefieren la ironía, no textos elaborados con la retaguardia.
Es cuanto.
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