Tóxico / Jáuregui

Cicuta
Por Jaime Flores Martinez
Miércoles, 27 de Mayo de 2015.
Tóxico
Intoxicada por la engañosa dosis del poder que ostenta como directora de Seguridad Pública de Tijuana, la señora Patricia Sida Wilkes debe entender que –con su actitud prepotente y sus desplantes públicos– contamina a la corporación.
Alguien debe decir que en tiempos recientes, esta jefa policiaca realiza recorridos a pie por la glamorosa Avenida Revolución de Tijuana escoltada por ocho oficiales, sin contar con otros cuatro que conducen a vuela de rueda igual número de patrullas.
Mientras uno de esos policías asegura que la directora realiza esa caminata vespertina después de ingerir sus sagrados alimentos en el exclusivo restaurante Caesars, otro de sus compañeros considera que camina para saciar su ego.
Desde que el secretario Alejandro Lares la nombró titular de la dirección, la señora Sida camina derechita y observa a los mortales por encima del hombro. Esta mujer contrató los servicios de un sastre que se encarga de ajustar a sus curvas corporales el holgado uniforme policiaco. !Hágame favor!
Un oficial que aceptó charlar del tema, muestra una sonrisa irónica al mencionar a su directora. Este hombre refiere que la señora Sida sigue el ejemplo de «la superioridad», al referirse al secretario Lares.
Aunque un par de ocasiones el secretario Lares regaló a Cicuta un trato atento y cordial, aquellos que le rodean aseguran que «le pudre» que el columnista se refiera a su costumbre de pulir sus lentes Prada.
Cuenta que recientemente el secretario Lares realizó un recorrido por la mentada Avenida Revolución, aunque lo hizo a bordo de su unidad blindada.
Un policía comercial encargado de la seguridad de uno de tantos negocios, «no se cuadro» al paso del secretario. En otras palabras el desatento policía se abstuvo de colocar el filo de la mano derecha sobre su ceja y esto provocó la ira de tan neurótico secretario.
El insolente oficial que se privó del saludo marcial que demanda el ego del secretario, fue inmediatamente arrestado y advertido de la obligación que tiene de rendir pleitesía a su secretario.
Así como los niños acostumbran seguir el modelo de sus padres, así los policías imitan a sus superiores.
La directora Patricia Sida sigue los pasos del señor Lares, aunque seguramente este último no la ha descubierto. Contrariamente el policía comercial se porto «arrogante» al no saludar a Lares y debió pagarlo con cárcel.
Jáuregui
Por cierto vaya ridículo de la Secretaría de Seguridad Pública Municipal con el caso del policía municipal Juan Gualberto Jáuregui Ruvalcaba, quien fue asesinado hace justo una semana al salir de su domicilio.
Un día después la corporación se atropelló al emitir un comunicado para “contar un cuento” tan ilógico como absurdo.
Refirieron a Hugo Alfonso Álvarez Flores lo detuvieron elementos de la policía porque tiró basura en la vía pública. Al realizarle una revisión encontraron que llevaba varios globitos de droga sintética.
Ya arrestado dijo a los policías que un día antes “había matado a una persona”. Vaya cuento.
El hecho es que el fin de semana quedó en libertad al comprobarse que los policías lo cargaron con la droga y lo torturaron para responsabilizarse del asesinato del policía municipal Juan Gualberto Jáuregui.
Alejandro Lares Valladares, secretario de seguridad pública se fue de boca, al referir que el oficial murió en cumplimiento de su deber.
El abogado de Álvarez prendió la mecha al responsabilizar a la esposa del policía muerto. Habría sido, dijo, un asesinato pasional.
Lo innegable es que el señor Lares y la señora Sida, están metidos en un brete. Culparon a un inocente, exculparon a un policía que murió por causas ajenas a su desempeño y todavía intenten convencer a la sociedad, a quienes –suponen– un ejército de retrasados mentales.

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