Cicuta
Por Jaime Flores Martínez
Miercoles, 25 de Enero de 2017.
Trump-eta
Incongruente con los estadunidenses que buscan invertir en México, el nuevo presidente norteamericano Donald Trump ya se olvidó del proyecto inmobiliario «Trump Ocean Resort Baja» que se construiría en suelo mexicano, a unos 17 kilómetros de la frontera.
¡Trump promovía inversiones en México!
Sépase que Donald Trump, el flamante presidente de Estados Unidos enfrenta en el Estado de Baja California una denuncia penal federal por el delito de fraude y defraudación fiscal.
Este hombre fue denunciado por el incumplimiento en la construcción de un complejo turístico habitacional del que solo construyeron los cimientos.
Un año antes del colapso inmobiliario en Estados Unidos (en 2008), el magnate inmobiliario llegó a Baja California a cacarear un exclusivo proyecto de tres torres que contemplaba integrar más de medio millar de departamentos de lujo.
Al saber que el apellido Trump respaldaba esa inversión, cuatro decenas de inversionistas mexicanos se apresuraron a inyectarle poco más de 20 millones de dólares al proyecto.
En aquel momento Trump animó a los inversionistas hasta el punto de «muestrear” a su hija Ivanka como una feliz compradora.
Trump protagonizó un video promocional donde se adjudicaba la construcción de esas torres, aunque 24 meses más tarde demandó a la constructora Ironwork de Los Ángeles, California, por el fracaso del proyecto.
En 2013 esa empresa constructora llegó a un acuerdo comercial para deslindar a Trump de la responsabilidad.
Al llevar su apellido (y por asumirse como el dueño del desarrollo) los inversionistas “fraudeados” se fueron sobre su cabeza.
Luego trascendió que Ironwork le pago a Trump 1 millón de dólares por permitirles utilizar su apellido.
Como los inversionistas afectados apuntaron directamente a Trump, este último lanzó pestes contra México e intentó responsabilizar al gobierno de Baja California del incumplimiento.
¡La mejor defensa es el ataque!
Antes de presentar la denuncia contra Trump ante la PGR (en octubre del año pasado), el ex diputado federal Jaime Martínez Veloz solicitó a la Secretaría de Desarrollo Urbano de Tijuana, una copia del expediente donde debería existir la solicitud de licencia para construir Trump Ocean Resort Baja.
Sin embargo, el titular de la dependencia Roberto Sánchez informó por escrito que no existía antecedente.
Martínez Veloz, arquitecto de profesión, testificó que el sitio donde se construirían esas torres se ubica al margen de un desagüe, que de ninguna manera ofrece garantías.
Además, se resalta que Trump ni los ejecutivos de Ironwork solicitaron “visas de negocio”, pues las leyes mexicanas impiden que los extranjeros vendan o adquieran propiedades en una franja de 100 kilómetros de frontera y 50 kilómetros de la costa.
Rosarito se encuentra a solo 20 kilómetros de la línea fronteriza y pegado al Océano Pacífico.
El asunto es que ahora como presidente de los Estados Unidos, Donald Trump amenaza a los grandes consorcios con aplicarles impuestos excesivos si acaso deciden invertir en México.
A principios de enero, poco antes de tomar posesión, Trump evitó que le empresa Ford Motor Company invirtiera poco más de mil 300 millones de dólares en una planta armadora en el estado de San Luis Potosí, México.
Situación similar ocurrió con la planta General Motors Company que armaba un modelo de vehículo en territorio nacional.
Aun así, el señor Trump no se ha referido a que prestó su nombre a un consorcio norteamericano que pretendía hacer negocio en México.
Obvio que las circunstancias adversas inmobiliarias en aquel momento resultaron letales para la concreción de ese multimillonario proyecto.
Más grave resulta saber que Trump intentaba lucrar con su mero apellido, lo que significa que pisó suelo mexicano para llevarse el dinero de los connacionales.
Desde luego que la justicia mexicana difícilmente actuará contra el presidente el país más poderoso del mundo, aunque el antecedente se encuentra vivo en las instalaciones de la Procuraduría General de la República en Tijuana.
Hace un par de meses Cicuta se refirió a que en la frontera Tijuana San Diego se construyó un muro físico (actualmente hay dos) desde la época del presidente William Clinton.
Donald Trump conoce perfectamente la zona, lo cual confirma que la construcción del muro es una estrategia mediática que el nuevo presidente de los Estados Unidos aprovecha al máximo.
No resulta extraño que el presidente de México Enrique Peña Nieto no le haya recordado a Trump que él mismo intentaba hacer negocio en México.
Tampoco (ni por equivocación) le ha dicho, ni le dirá que en la frontera de Tijuana San Diego hay tres muros, dos físicos y uno virtual.
¿Se lo dirá el secretario de Relaciones Exteriores, Luis Videgaray?
Naaaaaa
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