Travesía Urbana… jueves 19 sept 2014
Por J Joel Flores Mtz.
UMF Otay… ISSSTE.
06:15 a.m. Mi destino la clínica del ISSSTE en La Mesa de Otay en Tijuana. Con el stress a cuestas a sabiendas que de no alcanzar ficha, mis aspiraciones de ser atendido se reducen considerablemente. Veinte minutos después, llego a las afueras del Nosocomio, un acomodador de vehículos con aspecto de zombie, me señala el lugar donde puedo estacionar mi automóvil.
Desciendo apresurado y, a grandes zancadas, llego y me formo en una de las dos largas filas que a esa temprana hora ya se encuentran conformadas. Una de ellas para personas jubiladas y pensionadas y la otra para derechohabientes en activo.
Una mujer madura con rasgos indígenas se forma tras de mí, minutos después observa a alguien casi hasta enfrente de la fila. Sin pérdida de tiempo se encamina a saludarla, para finalmente meterse a la fila ante la pasividad de algunos y el desconcierto de otros.
07:03 a.m. Una trabajadora comienza a repartir alternadamente las fichas numeradas para la atención médica, 5 fichas por fila. Con tan mala suerte que después de repartir 75 números, el paciente que se encontraba justo enfrente de mí, recibió la última ficha.
Desconcertado al quedar al límite de la entrega, la trabajadora social alentó mi esperanza al decir, “los que no alcanzaron ficha, esperen a ver si al término del registro alcanzan un lugar para ser atendidos”.
Un guardia de seguridad que hace labores de información, quejas y sugerencias, se observa muy activo, tratando de poner orden ante la gran cantidad de personas que se acomodan para ser atendidas. Con la apariencia del expresidente Don Plutarco Elías Calles, este guardia de seguridad no se le paran moscas, simplemente… esta en todo!
Finalmente consigo un lugar para ser atendido a las 11:45 a.m. tiempo de sobra para salir a degustar en un puesto que se ubica a un lado de la entrada de la clínica, unos grasientos tacos de birria.
Por regla, toda persona que será atendida debe pasar antes de su cita al departamento de Somatometría para ser tomados sus signos vitales. Justo a las 11:35 a.m. llego puntual a cumplir con tal política. Tres señoras se encuentran en espera de ser atendidas. Las enfermeras, ni sus luces. Escucho sus comentarios de disgusto por no haber quien atienda. Finalmente una de ellas se dirige a preguntar e investigar por qué la falta de atención.
Minutos después llega una de las enfermeras y visiblemente molesta continua con su trabajo.
Posteriormente y ya después de ser atendido por una simpática y obesa Doctora, me encamino a la farmacia para surtir los medicamentos recetados. Allí una mujer de pelo grifo juega animadamente en su teléfono Smartphone, el adictivo y popular Candy Crush. Después de percatarse de mi presencia y sin salirse del juego, deja un lado su celular para proceder al surtido de dicha receta.
Por fin y después de toda la mañana perdida, salgo con mi cúmulo de medicina. Cuando menos… ahora si hubo.
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