Chinche

Cicuta

Jaime Flores Martínez

Chinche

Ubicado como un personaje ambiciosamente soberbio que utilizó la CNDH para retacarse los bolsillos y escupir por el colmillo, el doctor Raúl Plascencia Villanueva aprovecha su año sabático para planear su próxima estrategia de ataque; Plascencia observa a Baja California como el refugio visible para esquivar las críticas.

Lo peor del asunto es que el maltrecho ex presidente de la Comisión Nacional de Derechos Humanos (CNDH) estudia cuidadosamente las coyunturas que le ofrece Baja California para retomar algún coto de poder político que se refleje en ganancias económicas.

El doctor Plascencia se siente “chinche” desde que estalló el escándalo de la residencia que tiene en Jardines del Pedregal en la Ciudad de México. Expertos en el tema inmobiliario estiman que ese inmueble está valuado en unos 20 millones de pesos. ¿De dónde saldría esa millonada?

Luego que un diario de circulación nacional revelara detalles y fotos de la residencia del entonces presidente de la CNDH, la dirección adjunta de ese organismo intentó revirar para apaciguar tantísimo ruido. ¿Campaña de desprestigio contra Plascencia? !Pamplinas!

Y es que la mayoría de los ciudadanos están justificadamente indignados porque los corruptos crecen como la hierba.

Hace más de cinco años, la clase política y el grueso de la abogacía bajacaliforniana aplaudió el nombramiento de Plascencia al frente de la CNDH. Para los habitantes de Baja California “fue un honor” que el doctor Plascencia se convirtiera en el máximo defensor de los derechos humanos en México. Este hombre es egresado de la Universidad Autónoma de Baja California (UABC).

Aunque algunas versiones afirman que Plascencia fue impulsado por el Zar del Juego Jorge Hank Rhon, la realidad es que –en aquel momento– una decena de personajes se revolvieron para proyectarlo ante los congresistas que más tarde lo designaron.

El asunto es que Plascencia enloqueció al conocer que manejaría un presupuesto anual superior a los mil 500 millones de pesos. Acostumbrado a manejar presupuestos mínimos en su calidad de catedrático universitario, el doctor Plascencia perdió los estribos al verse –de pronto– trepado en un ladrillo burocrático cubierto por la casaca de ombudsman nacional.

Algún incondicional que vivió los momentos de necesidad extrema junto con Plascencia, estima que el vértigo del dinero alcanzó a un personaje que brilló con luz propia por sus capacidades y talentos.

Los viajes, las influencias, el exceso de dinero y el poder embriagante se encargaron de cambiar el panorama de este notable bajacaliforniano.

Un dato que resulta revelador indica que durante sus cinco años como presidente del organismo, Raúl Plascencia emitió poco menos de 500 recomendaciones. Y aunque ésta cifra pudiera suponer una labor más que aceptable la realidad desnuda un gasto excesivo.

Para ejemplificar el tema, baste decir que el presupuesto ejercido durante ese lapso fue de unos 5 mil millones de pesos. Resulta escandaloso que cada recomendación emitida por Plascencia tuvo un costo aproximado de 12 millones de pesos.

Hace unos tres meses, un periodista capitalino publicó que con esa cantidad se podrían construir dos escuelas o un centro de salud.

En términos generales, la gestión de Raúl Plascencia estuvo plagada de críticas especialmente al final de su gestión. Su evidente inacción en el tema Ayotzinapa colocó los reflectores mediáticos sobre su persona. A Raúl Plascencia le vino guango el caso de los normalistas levantados y asesinados por policías de Iguala Guerrero.

Casi paralelamente, estalló el escándalo de su majestuosa residencia del Pedregal, considerada una de las zonas más exclusivas de la capital mexicana.

En resumen parcial, la reputación del bajacaliforniano Plascencia se ubica actualmente por debajo del nivel de las alcantarillas, motivo suficiente para voltear a ver Baja California como un paraíso donde podría llegar a disfrutar sus atractivas ganancias. Chinche rul.

Retorno

Asiduos lectores de Cicuta se extrañaron por el extendido periodo vacacional de este colaborador. Cierto que el columnista adelantó que su ausencia sería de dos semanas, aunque la decisión fue ampliarlas a tres.

Más allá del desconcierto de los lectores, la realidad es que muchos de los protagonistas de este espacio agradecieron el “impas” de 21 días que el columnista les entregó. Muy pronto conocerán la nueva estrategia mediática del escribiente.

En cuestión de días trascenderá la novedosa maniobra. Eso sí, los famosos, serán más famosos por la insolencia de este espacio.

Radio

El periodista Fernando del Monte y el autor de Cicuta son mancuerna en Fórmula Tijuana, que se transmite de lunes a viernes a la una y media de la tarde por la frecuencia 950 de amplitud modulada, Radio Fórmula Tijuana.

Cicuta.com.mx twitter: @jaimecicuta     Lunes,12/Enero/2015.


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