FALTO DE CIVISMO / CHULADA

INTRIGAS

FALTO DE CIVISMO 

Jorge Astiazarán Orcí, presidente municipal tijuanense, ha demostrado una vez más, que no es un buen ejemplo en cuanto a demostrar valores a sus gobernados.

Después de “ladrar” a cuanto medio de comunicación se le atravesaba, que estaba siendo chantajeado o extorsionado –como usted quiera decirlo- por los hermanitos Ledesma Romo, concretamente Miguel Ángel y Arturo, el primero quiso ser síndico procurador pero se le atravesó Carlos Walterio Bustamante Anchondo, quien le armo un “circo” que logro “bajarlo” de la posición, con lo cual el segundo carnal heredo la dicho puesto.

Dichos hermanitos, según lo que declaraba en aquellos días el “bocón y llorón” alcalde, le exigían posiciones en la estructura pública, reparto en los diversos contratos municipales –tanto de obra, como de servicios-, y por supuesto, el cincuenta por ciento de los ingresos ilegales del gobierno municipal, los cuales según confesión del propio “hocicón” munícipe, rondan los ochenta millones de dólares, sin especificar cada que tiempo se genera dicha cantidad.

Lo anterior causo unos cuantos dimes y diretes, la suspensión del impresentable secretario general, el “todopoderoso” Bernardo Pandilla Muñoz, y dos funcionarios del área de obras públicas, lo cual provocó en represalia de la alcaldía, que los empleados que trabajan de “alfombritas”… es decir regidores,  crearan una comisión para tapar la inmundicia municipal… y presionar al verde sínico, el cual de inmediato sacrificó a dos colaboradores, con el fin de “calmar” las aguas.

Los hermanos Ledesma Romo, cuyo principal negocio es el giro de las carteleras publicitarias –después de la política, claro-, la mayor parte de las cuales se encuentran irregulares –según información municipal-, tienen un constante roce con Bernardo Pandilla por el control de los “negocios” municipales, lo cual ocasiona contantes “encontronazos” al interior de la administración municipal.

Regresando al tema de la “denuncia” presentada hace meses ante medios de comunicación por el munícipe, el cual con todo el descaro que acostumbra, dijo que el denunciaba ante la prensa y que no tenía que hacerlo ante la autoridad, que esta tenía la obligación de estar al “pendiente” de lo que el declaraba… y de iniciar averiguaciones previas de oficio. Por lo visto, ya lo perdimos… se siente el centro del universo. Este político “ciudadano”, resulto más pillo y descarado, que los políticos de oficio. Independientemente de una falta de valor civil… brutal.

Con lo que no contaba Astiazarán Orcí, es que un ciudadano, parte de un grupo denominado “cien”, presentara una denuncia de hechos ante la Agencia del Ministerio Público del Fuero Común, Investigadora de Delitos Patrimoniales, de la Subprocuraduría General de Justicia en Tijuana, sobre los famosos señalamientos que hizo sobre la presunta extorsión en su contra.

Obviamente, la comparecencia la hizo por escrito –no si iba a dignar a presentarse personalmente-, donde reconoció lo que era del conocimiento público, es decir, que es puro “taco de lengua”, y no tiene prueba alguna respecto a la famosa “extorsión”. Abundo diciendo que no tenía nombre alguno de personas implicadas, menos que fuera extorsionado por el Síndico Procurador.

Al más puro estilo de “la chimoltrufia” –como dice una cosa, dice otra-, salió con el que “nunca ha sido extorsionado por el sínico, o sus carnales o familiares, que no tiene pruebas para sostener sus dichos anteriores, que la supuesta existencia de ingresos ilícitos en el municipio los desconoce, que mejor le pregunten a Pandilla, al Tomate, a Gerardo Herrera, a Rincón, a los del arrea de obras y demás, pero que a él no le pasan la respectiva cuota”. Que de los ochenta millones de dólares, lo escucho en algún lado, pero no se acuerda en dónde. La ventaja de la mala memoria… o de plano el alzhéimer. El descaro, hoy como siempre, sigue adueñado del ayuntamiento. Es decir, el famoso gatopardismo, “todo cambia… para no cambiar”.

Con una ciudadanía sumamente decepcionada del papel tan raquítico, además de vergonzoso, que está realizando este munícipe –que se la pasa cortándose las venas, y haciéndose el mártir-, que resulto un hombre tibio, sin carácter, vació, sin verdad, falso de palabra. Al cual, según los hechos, todo aparenta que le vale lo que pasa en su gobierno, o de plano, ya se “arreglo” con los sátrapas y corruptos del pasado… y del presente. En fin, la buena reputación que tenía… se fue por la cañería… o drenaje. Prácticamente ya no queda nada. Lo que si le ha empezado a salir –y con creces-, es la soberbia y la desvergüenza.

Su actuar se limita a partir plaza en eventos y cortes de listones. Ha acusar a terceros del desbarajuste en que está convertida su administración, aunque de inmediato recula. Sin valor alguno para denunciar los múltiples latrocinios cometidos en pasadas administraciones, menos lo hará de los que se cometen en el presente. Aunque algunos dicen que de tontejo no tiene un pelo… y para muestra el despegue que han tenido sus empresas privadas… durante su administración pública. Un cuento más, eso de que seria el mejor alcalde en la historia de Tijuana. La gran pregunta sería: el mejor para qué? Y así quiere ser gobernado? Dios nos agarre confesados.

En el colmo de la ineptitud y del cinismo, Jorge Astiazarán, plasmo en el oficio dirigido a la autoridad: “no tengo evidencias de que efectivamente existan ingresos de procedencia ilícita en el H. Ayuntamiento que presido y menos que tenga nombres de servidores públicos que en su caso los estuvieran obteniendo, puntualizando que a la fecha no se tiene noticia alguna, probanza, o dato adicional que conlleve a acreditar elementos de delito alguno y que me sean útiles para presentar una denuncia formal ante la autoridad competente”. Además de incongruente —o más bien congruente con sus intereses muy personales—, ya entendió que no es conveniente abrir la “caja de pandora”, donde saldría a relucir la inmundicia del pasado… pero también del presente. Menos a que se pruebe, que las fuertes sospechas en el sentido de que los cobros ilegales, a que se hizo referencia en el escándalo del alcalde, se están llevando a cabo.

Y eso que todavía no se ventila públicamente, la cercanía de su “delfín”, es decir “sucesor al trono”, y poderosísimo funcionario actual –operador de todo, y número dos oficial-, con famosos apellidos del crimen organizado o desorganizado en la región, el país… y aun a nivel internacional.

CHULADA 

Como la congruencia no se le da, Jorge Astiazarán Orcí, sale un día si… y otro también, a defender las irregularidades de sus empleados o colaboradores, como usted guste denominarlos.

Uno de los últimos escándalos es el protagonizado por Liliana Sevilla Rosas, titular del Instituto Municipal de la Mujer (IMMUJER) –que periódicamente es afecta a los mismos-, quien según todas las apariencias advertía en horario laboral, y con recursos municipales, a la ciudadanía tijuanense sobre los lugares en los que se encontraba personal del Sistema de Administración Tributaria (SAT), realizando inspecciones a vehículos extranjeros, también conocidos como “autos chocolate”.

Astiazarán Orcí, primero salió con que “ningún empleado municipal deberá ir en contra de las leyes”, pero los defendió al afirmar que “todos los ciudadanos pueden hacer en su tiempo libre cualquier actividad que consideren”… así sea irregular… o de plano ilegal.

Pero como padece del síndrome de “la chimoltrufia” –como dice una cosa, dice otra-, después de la andanada publica, anunció que aplicarán una sanción administrativa a Sevilla Rosas, por el “uso de recursos públicos de una manera inapropiada”. Pero de una vez, dejo claro que sería leve. Es decir, como a niña chiquita, solo le dará una “nalgadita”… o “palmadita”, como usted prefiera.

Con la mano temblorosa y la falta de carácter, que ha demostrado en los ya ocho meses de la actual (falta de) administración, cuando le hablaron de ilegalidades en serio de la consejería conducida por los abogánsters Herrera y Rincón, de plano enmudeció.

Casualmente, la sindicatura municipal investiga por “fraude” en un laudo al titular de la consejería jurídica, Gerardo Herrera, y a su empleado, compinche y socio, David Rincón. Pero no es solo un laudo, sino que hacen “tranza” con todos los laudos pagados por el ayuntamiento, lo cual llevara al conocimiento público de cuanto están cobrando por cada sentencia… ya no se diga la venta de plazas –dicen que entre otras, jueces calificadores-, y demás “movidas” de la dependencia.

Pero según cuentan las malas lenguas –y las buenas también-, La favorable contestación al ministerio público –la cual se redactó en la consejería jurídica-, en la cual, además de exonerar a los hermanitos Ledesma, los pone prácticamente como blancas e inmaculadas palomitas, es a cuenta de la exoneración del binomio de pollos formado por los impresentables Herrera–Rincón. Así o más claro. Si usted piensa que vaya incongruencia. Tiene toda la razón.

Queda otra vez, más que demostrada, la doble moral y cara del alcalde. De su ética, mejor ni hablar. Pero eso sí, los golpes de pecho… ni quien se los quite.

Por algo la declaración del alcalde, de que los funcionarios fuera del horario laboral –y según parece, también dentro-, pueden hacer lo que les venga en gana. Lo cual pudiera incluir: robar, matar, traficar, etcétera. Además de planificar y negociar –fuera de horario laboral-, los ilícitos a cometer en el trabajo.

Algo que no alcanza a entender este “remedo” de alcalde, es que los funcionarios, sobre todo los de alto nivel, lo son las veinticuatro horas del día, los siete días de la semana. No cabe duda, que no tiene la menor idea de lo que implica la responsabilidad de ser alcalde. Al fin que los perdedores son los ciudadanos. Mientras el alcalde y sus negocios, están creciendo… como nunca antes lo habían estado.

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INTRIGAS. Escrito por Ricardo Madrigal.  Martes, 05 de Agosto de 2014.


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