Cicuta
Jaime Flores Martínez
Pisa
Alarmados por el resultado del peritaje, los expertos decidieron descartar la explanada del Palacio Municipal de Tijuana para el evento relativo al Grito de Dolores la noche del 15 de septiembre. En la administración del panista Jorge Ramos Hernández, en esa parte se construyó un estacionamiento privado “tan mal hecho”que ya provocó que el edificio municipal se inclinara. Un experto dice medio en broma que podría acabar como la Torre de Pisa en Italia.
Y es que el presidente municipal Jorge Astiazarán pretendía la noche del 15 invocar a los héroes que nos dieron patria desde el balcón principal del Palacio Municipal donde por décadas se han realizaron los festejos, pero los expertos determinaron que el piso de la explanada (techo del estacionamiento) no soportaría a 10 mil personas.
A mediados del 2008 se otorgó la concesión a una empresa privada para construir un estacionamiento que costaría 17 pesos por hora a cada automovilista que lo usara. Además de la inconformidad de los contribuyentes, la especulación giró sobre la sospechosa entrega de la concesión.
El proyecto del estacionamiento subterráneo contemplaba la habilitación de dos niveles que a la postre resulto en evidentes fallas estructurales. El techo de este estacionamiento, (piso de la explanada) es tan delgado que no aguantaría el peso de los asistentes, sin contar que el nivel más profundo tiene meses inundado. Los encargados del peritaje confirmaron que el segundo nivel de ese estacionamiento está sostenido con vigas de acero pues advierten riesgo que el primer piso del estacionamiento se desplome.
La parte sur del Palacio Municipal se encuentra ladeada por un majestuoso boquete que hicieron los constructores del estacionamiento que además de mal hecho, ha sido poco rentable por lo elevado de las tarifas.
Se supone que los socios de ese proyecto esperaban obtener beneficios millonarios, aunque hasta hoy solamente han registrado pérdidas. En pocas palabras el negocio nació muerto y amenaza con derrumbarse.
El asunto es que el actual edificio municipal ya se considera “arcaico” desde hace media década, pues dejó de presentar funcionalidad. Los domos centrales se encuentran fracturados; la estructura presenta daños irreversibles, el cableado eléctrico semeja una complicadísima telaraña que amenaza con presentar un trágico chispazo en cualquier momento.
Apenas la semana pasada en Palacio Municipal se realizó el enésimo simulacro de evacuación, donde quedó en evidencia el riesgo que corren miles de empleados y usuarios que acuden a ese edificio público. Por si alguien lo ignoraba en ese edificio no se cuenta con el protocolo necesario para una evacuación pero –eso si– son muy exigentes para avalar la apertura de algún changarrito.
No se observan los llamados centros de reunión, tan necesarios en caso de presentarse un fenómeno natural.
Un añejo lector de Cicuta considera que aquellos personajes que concibieron la construcción del llamado Zócalo 11 de julio (entre el Centro de Gobierno y el Palacio Municipal) pudieran aprovechar la coyuntura y sugerir la demolición del edificio municipal. La inclinación provocada por el enorme hoyo para construir el estacionamiento podría tomarse como una bendición para su proyecto.
Si el Palacio Municipal es un edificio construido sobre un suelo arenoso y además está más chueco que las acciones de los gobernantes, entonces podrán fácilmente demoler el edificio para ampliar la plancha de concreto que –en este caso– es la base de llamado Zócalo 11 de julio.
Castillo
Múltiples reacciones generó el tema del predio conocido como el Monumento en Tijuana, pues el entonces gobernador de Baja California Eugenio Elorduy Walter se atrevió a expropiarlo para evitar la instalación de la trasnacional Marathon Oil y con ello benefició a Sempra Energy.
El asunto es que Elorduy actuó tan descaradamente que su sucesor José Guadalupe Osuna Millán desconoció la expropiación porque no existía el beneficio social que debe soportar cualquier expropiación.
La semana pasada el autor de Cicuta se refirió a Osvaldo Castillo como un mafioso inmobiliario que sacó raja económica de la torcida maniobra de Elorduy.
Resulta que por aquellos tiempos, el señor Castillo le vendió poco más de 70 hectáreas a la empresa Marathon Oil en poco menos de 4 millones de dólares. Después el gobernador Elorduy expropió todo el polígono y con ello liquidó –parcialmente–el terreno que Castillo ya había vendido. En otras palabras Castillo “se pasó de vivo” al cobrar dos veces el mismo terreno.
El colmo del asunto es que una década después el mismo Osvaldo Castillo dividió ese mismo terreno en lotes individuales y los vende con la complacencia del gobierno estatal.
Quienes conocen del tema, aseguran que este hombre fraccionó el terreno y ahora mismo comercializa lotes de 250 metros cuadrados en 18 mil dólares en promedio. Tal como van las ventas, durante los últimos meses el señor Castillo ha obtenido más de 1 millón de dólares de los ingenuos compradores de terrenos que están bajo su dominio.
Más extraño resulta que ninguna autoridad interviene en este abuso que comete Castillo, quien por cierto tiene la cola más larga que un dinosaurio priista. Sin duda algún funcionario estatal funge como soporte de las trácalas de Castillo. Su nombre y su cargo, en breve.
Cicuta.com.mx twitter:@jaimecicuta Miércoles, 24 de Septiembre de 2014.
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