Cicuta
Por Jaime Flores Martinez
Viernes, 04 de Diciembre de 2015.
Pochongo
Agobiados por la escándalosa salida del subsecretario de gobernación Arturo Escobar y Vega, la mayoría de sus incondicionales bajacalifornianos, «andan que no los calienta ni el sol».
¡Por que les quitaron a su benefactor!
Y aunque su ejército de «lame-botas» saben que Escobar y Vega tiene la cola más larga que la carretera transpeninsular, no dejan de lamentar su salida de la Subsecretaría de Prevención y Participación Ciudadana de la Secretaría de Gobernación.
Hace 10 días el güerito Escobar fue tachado como delincuente electoral.
La Fiscalía Especializada para Delitos Electorales (Fepade) solicitó orden de aprehensión y por eso debió renunciar a su encargo.
Al margen de la maraña de corruptelas que enredan sus extremidades, el señor Escobar dejó descobijados a un grupo de personajes que –en Baja California—dependen del presupuesto del Partido Verde Ecologista de México (PVEM).
Los propios “verdes” estiman que el mayormente afectado por el escándalo Escobar es el actual diputado por el partido verde Fausto Gallardo.
Militantes de ese partido afirman que desde que Faustito dirige el PVEM, este joven se despacha con la cuchara grande pues presume una relación estrechísima con el señor Escobar.
¿Por qué ahora no dice lo mismo?
Mientras Gallardo despilfarra dinero público, sus compañeros “verdes” sobreviven con mendrugos de pan y tragos de agua.
Según militantes verdes es del dominio público que el joven Gallardo “se sentó” en los recursos económicos enviados por la dirigencia nacional en apoyo a las campañas políticas del año pasado.
Los dos candidatos a diputados federales que contendieron por el PVEM debieron rascarse con sus uñas porque nunca recibieron apoyo.
Aquellos que simpatizan con la tesis verde, consideran que la caída de Escobar se traduce en una herida mortal para el dirigente estatal Fausto Gallardo.
¿Será que el brete Escobar es el epitafio de Gallardo?
Si los miembros de ese partido quieren mantener su membresía, entonces deben aplicar una urgente reingeniería.
Aunque el ex diputado federal por el PVEM Eduardo Ledesma Romo ocupa actualmente la cartera de la Conagua en Baja California, la lógica indica que sería el único capaz de sacar al buey de la barranca.
En caso de mantenerse con los brazos cruzados, esos hombres verdes echarían por la borda los preceptos que le dieron vida a ese instituto político.
Además de su intermitente papel de “palero” con el PRI, el escandaloso tema Escobar pone al PVEM en el filo del precipicio.
Cicuta conoció que en cuestión de días se anunciará la renuncia de Eduardo Ledesma a la titularidad de Conagua en Baja California, aunque su intención sería convertirse en candidato a diputado.
¿Buscaría también dirigir el PVEM?
Cierto que Ledesma (conocido como el Pochongo) también forma parte del grupo de Escobar aunque ya sería momento de integrar su propio grupo.
La mañana del miércoles Ledesma esquivó las preguntas planteadas por el columnista sobre su futura renuncia.
Aun así el Pochongo confirmó que –semanas atrás—la dependencia a su cargo fue asaltada por los auditores para conocer el manejo de los 3 mil millones de pesos de este año.
Uno de los auditores dijo a Cicuta que las revisiones resultaron “sin novedad”. De otra manera el Pochongo se hubiese enterrado.
¿Y Guakil?
Hace unos días la Universidad de Tijuana ofreció pormenores sobre las preferencias electorales rumbo a los comicios del próximo año.
El sondeo refiere quien está en la mente de los electores para convertirse en el próximo alcalde de Tijuana.
Además de la preferencia existente por el panista Juan Manuel Gastelum y el priista René Mendívil, llama la atención que se haya colado el senador Marco Antonio Blásquez.
Hasta donde se sabe Blásquez tiene en la mente ser gobernador, no alcalde.
Ahora, con el resultado de esta encuesta, seguramente Blásquez no despreciaría esta posibilidad.
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