Prepo / ¿Rebelde? / Caos

Cicuta

Por Jaime Flores Martínez

Lunes, 09 de Enero de 2017.

Prepo

Amparado por el nombramiento de Secretario General de Gobierno de Tijuana, Raúl Felipe Luévano Ruíz se olvidó del oficio político para convertirse en un funcionario silvestre.

Solo así podría explicarse la utilización de la prepotencia para satisfacer las ambiciones de su anterior superior y de su patrón en turno.

Y es que la mañana del miércoles el señor Luévano irrumpió en las oficinas del Sistema Integral de Transporte de Tijuana (SITT) para obligar a Alonso López Sepúlveda a renunciar a la dirección de ese sistema.

Cicuta no pretende defender el desempeño de López Sepúlveda sino destacar la silvestre y prepotente actuación del señor Luévano.

Con 2 gramos de materia gris, el secretario de gobierno hubiese convocado a Alonso López para plantearle la urgente necesidad de presentar su renuncia.

¡Otro partido asumió el poder y los relevos se entienden!

En lugar de solicitarle la renuncia (para terminar en términos cordiales), el señor Luévano se rodeó de un ejército de funcionarios y uniformados para tomar por asalto las instalaciones del SITT.

Si en verdad existen retrasos y sospechas de mala administración, eso podrá juzgarse al concluir la auditoría correspondiente.

El segundo viernes de diciembre el columnista refirió a una decisión (traición) que tomaron “en lo oscurito” los salientes regidores priístas Rosa Aurora Martínez, Martín Plasencia y Jorge Escobar.

Los tres ediles pudieron ser sobornados para permitir que el entrante alcalde panista tuviera facultades para poder correr el director del SITT.

Meses antes, esos regidores priístas habían decidido que López Sepúlveda fuera inamovible en un periodo de cinco años, aunque extrañamente firmaron un desistimiento.

Sin embargo “algún argumento de peso” (o de dólares) modificó su criterio y le vendieron la batuta al panista entrante Juan Manuel Gastelum.

Al conocer a la perfección esos detalles (porque fue el responsable de la transición) resulta extraño que Luis Felipe Luévano Ruiz haya tomado “por asalto” las instalaciones del SITT para obligar a López Sepúlveda a firmar su renuncia.

En entrevista con Cicuta (la noche del miércoles) Alonso López Sepúlveda reveló que Luévano  le informó que su irrupción “fue autorizada por el alcalde Gastelum y por el propio gobernador del Estado Francisco Vega de Lamadrid.

Permitida la utilización del sarcasmo: ¡lo anterior explicaría tamaña tontería!

¡Luévano no se atrevió a contradecirlos!

Un observador recuerda que Luis Felipe Luévano ocupaba hasta hace siete semanas la dirigencia del Comité panista de Tijuana. ¡De allí tanta obediencia!

Se equivoca aquel que supone que el gobernador Francisco Vega y su amigo Juan Manuel Gastelum están interesados en hacer negocio con el Sistema Integral de Transporte (SITT).

Para información del respetable, los centenares de millones de pesos invertidos en la Ruta Troncal de Tijuana llegaron perfectamente etiquetados.

La aplicación de los recursos han sido estrictamente supervisados por un fideicomiso.

En cuestiones operativas son los propietarios de 10 líneas de transporte los que constituyeron la “Empresa de Empresas” propietaria operativa de la Ruta y esto lo subrayó el jueves el alcalde Gastelum.

Aquellos testigos que observaron la irrupción de Luévano –quien llegó escoltado por una decena de policías municipales– se preguntan si el actual gobierno recurrirá a las prácticas gansteriles, antes que poner a funcionar su materia gris.

Bueno si, quizá es muy gris.

¿Rebelde?

Algunos  priístas de Baja California resienten el malestar social que mantiene al país en llamas desde el primer día de este año.

El ex presidente del PRI en Baja California Mario Madrigal Magaña, envío el jueves una carta al presidente nacional del PRI Enrique Ochoa Reza para tronar contra la decisión presidencial de incrementar el precio de las gasolinas.

Madrigal le reclama que los ciudadanos “sienten el abandono de su gobierno y los priistas el abandono de su líder nacional”.

Don Mario dice que “los priístas locales no tienen cara para salir a defender una decisión que va en detrimento del desarrollo del país y de los propios compromisos que el presidente Enrique Peña Nieto asumió en el proceso electoral del 2012’

Si los jerarcas del PRI toman esta carta como “un acto de rebeldía”, también habrá quien aplauda la valentía de un priísta que refiere verdades, aunque les duela.

 

Caos

 

En su absurdo intento de justificar el incremento a los combustibles, el presidente Enrique Peña Nieto solamente logró alimentar el hartazgo social.

Aunque puede importarle “un pito”, muy difícilmente podrá resarcir las heridas que provocaron las decisiones que tomó en los últimos días.

En Tijuana (territorio donde empieza la patria) miles de ciudadanos se volcaron a las calles para manifestar su indignación.

Lo mismo marcharon por las calles, que bloquearon la puerta de entrada México y se enfrentaron a los elementos de la Policía Federal que resguardan la puerta de entrada a la planta de Pemex en Rosarito.

Una mujer con la cabeza cubierta  (detrás de unos lentes oscuros) cuestionaba a los policías que formaban un muro.

Les dijo a gritos que “se arrodillaban” ante los poderosos, mientras los ciudadanos padecían los abusos de los corruptos.

No hay duda que los policías federales también son mexicanos y también tienen familia. Sin embargo, esos policías cumplen estrictamente con su deber.

Los mexicanos –inconformes con las políticas implementadas desde las alturas del poder– no debemos condenar a los policías que, en este caso, solo cumplen con su responsabilidad.

Aun así el hartazgo social está muy vivo y, a estas alturas, las llamas difícilmente las apagará Enrique Peña Nieto.

Ese hartazgo, ya se le salió de control.

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