Cicuta
Jaime Flores Martínez
Repaso
Aunque Cicuta no pretende hacer leña del árbol caído, resulta importante recordar detalles del desaseado tema de las luminarias, pues no ha perdido actualidad. La conferencia de prensa que ofreció el ex alcalde Carlos Bustamante la semana pasada refleja su desesperación por intentar salir del pantano del desprestigio.
El viernes 12 de octubre de 2012, el autor de Cicuta se refirió al espinoso asunto de las luminarias de Tijuana. La idea no es refutar al ex alcalde Carlos Bustamante. La intención es que la sociedad recuerde lo que pasó. Aquí la columna textual:
Junior
Decidido a sacar provecho del gobierno de su “papi”, el joven Carlos Bustamante Aubanel se frotó las manos ante su primera comisión de 20 millones de pesos. Esa cantidad acordó con la empresa Sola Basic a cambio de gestionar la reposición de más de 73 mil lámparas de alumbrado público de Tijuana.
Cuatro semanas después que su padre asumió la máxima silla municipal, Bustamante Aubanel reunió en el piso 18 de Las Torres de Agua Caliente a los funcionarios involucrados en el tema. La propuesta era reponer todo el alumbrado público de la ciudad con la empresa Sola Basic. Ese consorcio ofrecía sustituir 73 mil 250 lámparas por la módica cantidad de 120 millones de pesos.
Aunque a nadie respingó de emoción ante la fabulosa “ganga”, la sonrisa cautivadora del hijo del alcalde los hizo entrar en cintura. Los funcionarios presentes movieron la cabeza en señal de aceptación, aunque ninguno atinó a saber de dónde demonios se pagarían.
David Navarro, actual secretario de Desarrollo Urbano de Tijuana, se mostraba ansioso en atenciones a los enviados de Sola Basic. El resto del gabinete entendió la señal y simplemente levantaron los hombros. No era momento de cuestionar las acciones del junior, seguramente avaladas por el alcalde.
Por aquel momento emergió otra empresa que ofrecía la reposición de todo el alumbrado público “completamente gratis”, aunque el alcalde salió al decir que“Tijuana no quería las cosas gratis”. Las cosas que no cuestan generalmente no sirven, pudieron pensar los noveles funcionarios municipales. Más bien, ninguno se atrevió a contradecirlo.
Un empresario local ampliamente conocido, les propuso instalar lámparas solares que representarían un ahorro impresionante para las arcas del gobierno. Al utilizar (en cada poste) un panel solar, el Ayuntamiento no tendría que pagarle a la Comisión Federal de Electricidad (CFE). El gobierno pagaría esas luminarias como una renta y el mantenimiento estaría incluido. Tamaña oferta fue sencillamente ignorada.
Al trascender que el Ayuntamiento local pretendía cambiar la totalidad del alumbrado público, un conocido consultor se acercó al edificio gubernamental para ofrecer sus servicios. La oferta era la contratación de un “arrendamiento financiero” para cambiar el 100 por ciento de las luminarias de Tijuana. Explicó que los beneficios serían directos porque no se crearían pasivos. Paralelamente los beneficios serían múltiples, pues se trataba de suscribir un contrato de arrendamiento donde la garantía de pago serían las propias luminarias.
La empresa instalaría las 73 mil 300 lámparas en toda la ciudad a través de un financiamiento que ofrecería la banca de segundo piso. En otras palabras el broker conseguiría el dinero y también a la empresa que colocaría las lámparas. El gobierno no desembolsaría un solo centavo. El mentado consorcio colocaría una tecnología llamada “Ligth Emiting Diode” que garantiza el 40 por ciento de ahorro.
La autoridad ahorraría casi la mitad del dinero que cada bimestre paga a la CFE. Luego de siete años la totalidad de las lámparas serían propiedad del gobierno, sin contar que la empresa se encargaría también del mantenimiento y reposición de las lámparas fundidas. Además se comprometía a colocar todas las luminarias en un periodo máximo de cinco meses, pues de otra manera habría una penalidad por la deficiencia e incumplimiento de los plazos.
Un funcionario de primer nivel escuchó la oferta pero interrumpió al interesado al decirle “que ese asunto estaba decidido”. Era un negocio directo de Carlos Bustamante Aubanel, también conocido como Carlitos. Desconcertado en extremo el mencionado consultor arqueo las cejas, dio la media vuela y se largó al demonio.
Hasta hace algunas semanas, los ciudadanos testificaron como la empresa Solar Basic resultó un fiasco, pues Tijuana se encuentra parcialmente en penumbras. Un ingeniero consultado por Cicuta, estima que al menos el 40 por ciento de las luminarias se encuentran fundidas.
Solamente enormes influencias pudieron conseguir que una empresa que utiliza lámparas de mínima calidad pudo haber obtenido el triunfo. Y eso que no hubo licitación. No era necesario. Cicuta omite (a propósito) el nombre del empresario que ofertó las lámparas solares, así como la identidad del consultor que fue rechazado por un funcionario municipal de alto nivel.
Para quitárselo de encima, de plano le dijo que “era negocio de Carlitos” y hasta le confió que su comisión era de 20 millones de pesos. Al menos eso le dijo. Y no se trata de cuestionar solamente la mala calidad del material utilizado por la empresa Solar Basic sino destacar el evidente tráfico de influencias, abuso de poder e incluso el enriquecimiento ilícito.
Cicuta.com.mx twitter: @jaimecicuta Miércoles, 21 de Mayo de 2014.
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