LOS EXHIBE LA INSEGURIDAD (I)

INTRIGAS.

 

 

LOS EXHIBE LA INSEGURIDAD (I)

La inseguridad sigue siendo tema que deja al descubierto la errática política, y nula estrategia en la materia por parte del gobernador, Francisco Arturo “Kiko” Vega de Lamadrid, lo cual deja en total indefensión a los bajacalifornianos. Ya no se diga que fue una de sus principales promesas de campaña. Al fin que prometer no empobrece. Por lo que todos en este estado la sabemos, conocemos y padecemos día a día.

Daniel de la Osa… digo de la Rosa Anaya, secretario de (in)seguridad pública del estado (SSPE), según todo aparenta, decidió desviar los cuestionamientos de los ciudadanos, asegurando que la inseguridad en el estado, es más un asunto de percepción que de realidad, toda vez que los números le dicen que sus políticas de seguridad son acertadas. Se requiere que alguien lo aterrice en la realidad del terror diario que vive gran parte de la población. Además, después de tantos años “mamando” de la ubre presupuestal, lo mínimo que debería de haber aprendido, es que en política, la percepción del pueblo es… realidad. Pero algunos jamás aprenderán.

También tendría que contestar la pregunta de a qué números se refiere, ya que nadie cree a los de su dependencia, ni a las demás dedicadas a la “supuesta” seguridad. Ya que como se observa a simple vista, dichas cifras no corresponden a la realidad… por más que los funcionarios “chillen” que todo esta en la “percepción” de la gente.

A los bajacalifornianos nos preocupa, por encima de todo, el creciente índice de robos, robos con violencia, casa habitación –con y sin violencia-, de vehículos –con y sin violencia-, de piezas de nuestro automotor, del cableado y tuberías de nuestra vivienda, y si, también de los “muertitos”, “aunque” sean como dice la autoridad –en caso de ser cierto- “malandros”, donde todos conocemos –prácticamente sin excepción- a una o varias personas que sufrieron la comisión de estos delitos.

Seria de tomar en consideración, que cualquier víctima de un delito, antes de presentar cualquier tipo de denuncia, se hace una obligada reflexión, lo que lo lleva de manera más que irremediable a imaginarse en una agencia del ministerio público, con toda la burocracia que esto conlleva, sumados a la corrupción y malos tratos que “normalmente” van implícitos en estas dependencias. Eso sin contar que el trato de las corporaciones policíacas, empezando por la policía estatal preventiva (PEP), mejor conocidos por “pepos”, “ahuyenta” la denuncia ciudadana.

Sobra decir, que una gran mayoría de las víctimas no presenta denuncia alguna, por lo que la mayoría de los delitos no se ven reflejados en los índices que utilizan los funcionarios para tratar de evadir –sin mucho éxito- su responsabilidad. Termina resultando que estos “divos” de la justicia, desdeñan la percepción ciudadana, solo “funciona” la de la autoridad, lo que conlleva a la  impotencia de la ciudadanía, ante la creciente ola delictiva en el estado.

Lo que no quieren darse cuenta estos funcionarios, es que siempre es y será más importante la percepción ciudadana, que los no creíbles números “oficiales”. Para desfortuna de la población, vivimos en una realidad muy distinta a la de los “exquisitos” funcionarios, muchos de los cuales utilizan docenas de escoltas para salvaguardar su pellejo y el de sus familiares.

Mientras esto sucede y acontece, “Kiko” Vega de Lamadrid, sigue quedando a deber el cambio en la SSPE, donde por lo menos, supuestamente llegaría al cargo un reputado abogado y Notario de la ciudad de Tecate, de nombre Gerardo Sosa Olachea, pero hasta donde se sabe, de la Osa se ha encargado de boicotearlo, haciendo uso de sus conocidos en el centro del país, para tratar de “descarrilar” el nombramiento, como lo hizo también con Carlos Besne Irigoyen Ontiveros, actual director de la Policía Estatal Preventiva, a quien retraso su nombramiento con las mismas “malas artes”, y a punto estuvo de que este no se diera, de no darse la intervención de un “encabronado” “Kiko” Vega, a quien por cierto no pela gran cosa su empleado que cobra como secretario de tan importante área.

El problema es que Irigoyen Ontiveros, que llega con buen cartel, no ha podido nombrar colaborador alguno, pese a su cercanía con el gobernador. Teniendo el control total de la Osa, por medio de su achjchjncle y compinche, Marco Antonio Montoya Gómez, ex director de la corporación y actual coordinador de operativos generales -.lo que sea que signifique eso-. Quien es quien sigue mangoneando y recaudando en la institución.

Ante la incapacidad manifiesta de los pepos, la última forma que han “descubierto” en estos últimos días, para hacerse notar y perjudicar a los ciudadanos, es poner “casetas de cuota”, retenes, puntos de revisión o como quieran llamarlas, por todo el estado, incluyendo carreteras federales, en las cuales están usurpando funciones, ya que independientemente de que son inconstitucionales, los instalan en territorio federal, el cual corresponde vigilar a la policía federal preventiva. Como lo hacen diariamente en la carretera federal Tijuana-Rosarito, más o menos a la altura de la división de estos municipios, en los cuales participan de cuatro a seis patrullas, entre otras las P-693 y 695.

Los cuales provocan un “interesante” congestionamiento vial en esta carretera federal, sin contar de que mayormente “atracan” a los que tienen el  infortunio de circular por dicha vialidad en un carrito con placas del vecino país del norte. Lo cual por ley no les corresponde. Eso sin contar que muchos de estos trogloditas con uniforme, su vehiculo personal es una unidad que no esta legalmente importada, la cual circula con placas norteamericanas o de plano sin placas, ente los que se encuentran muchos que no se pueden regularizar por el tipo de unidad que es. Y que el delito es agravado, porque quien lo comete “disque” es autoridad.

Las corporaciones en general y los pepos en particular, tienen la pésima combinación de la falta de preparación adecuada, con un alto grado de corrupción y mala fe –por no decir mala madre-, agregándole el peligroso ingrediente que es de la cotidiana violación a las garantías individuales, derechos humanos –entre ellos su deporte preferido que es la tortura-.

Con lo cual los ciudadanos quedan a merced de estos trogloditas, con uniforme o sin el, pero eso si, con placa. Muchos inocentes son consignados solo por el “sospesochismo” de estos malos policías, los cuales gran parte de las veces turnan a que detienen “por sus pistolas” a la gente, por el solo hecho de parecerles sospechosos por su físico –que si fuera por esto, la mayor parte de los agentes deberían estar detenidos-, por el lugar donde se encontraban, o de plano porque les dio por la gana, eso sin mencionar ese deporte de “sembrar” artículos ilícitos –drogas y armas, entre otros- y torturar, a quien no se deja “extorsionar”.

Si a eso le sumamos que quienes posiblemente si sean culpables, muchas veces salen libres por los malos procedimientos policíacos, ni para donde hacerse. Los que si son “malandros” salen libres, no porque hayan demostrado su inocencia, sino porque en su detención se dieron irregularidades que fueron suficientes para que el ministerio público o el Tribunal falle a su favor. Todo un rosario de irregularidades, excesos y abusos.

Que decir que muchos integrantes de cuerpos policíacos se dedican a la extorsión de grupos delictivos, principalmente “narcomenudistas”, pero sobre todo de quien se atraviese en el camino, que suelen ser ciudadanos sin problemas legales, pero con terror hacia los agentes. Y sino habría que preguntarles a los turistas. Después se preguntan porque tanto recelo para recuperar la confianza de estos, y que regresen a la región. Es decir, la corrupción policíaca en todo su apogeo. Y el error para quienes “no le entren”.

El próximo jueves, seguiremos con el mismo tema. O lo terminaremos… por el momento.

 

 

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INTRIGAS:  Escrito por Ricardo Madrigal.  Martes, 18 de Marzo de 2014.

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