Zurra / Trámite

Cicuta
Por Jaime Flores Martinez
Viernes, 20 de Noviembre de 2015.
Zurra
Alarmado por la descobijada del pasado lunes, el subprocurador de justicia del Estado en Tijuana Jorge Alberto Álvarez Mendoza contactó de inmediato con su “compadre del alma” Hiram Sánchez Zamora, a quien le dijo que su tema “se había complicado”
¿Por qué amenazan con meter a la cárcel a alguien que reclama por deslealtad?
Con la confianza que inyecta un añejo compadrazgo, el subprocurador Álvarez lamentó el periodicazo que denuncia un supuesto tráfico de influencias. ¡El subprocurador es el protagonista!
Y es que su compadre, el abogado Hiram le habría pedido “acelerar” una denuncia que presentó a nombre de su cliente Francisco Javier Hernández Díaz
Éste último es un personaje que fue desleal a una empresa que se dedica al rescate fiscal de importantes consorcios.
Cicuta reveló –el pasado lunes– algunos detalles sobre la traición que protagonizó Francisco Javier Fernández contra el Corporativo AFAE.
Fernández se desempeñaba como director regional de esta empresa, aunque también cobraba en la competencia. ¡Fernández estaba con Dios y con el Diablo!
Este joven operaba también con el consorcio GBA, dedicado exactamente a la misma actividad.
Habrá que reconocer que jugar en dos equipos –al mismo tiempo—tiene su mérito, aunque al descubrírsele su deslealtad la empresa AFAE lo puso “de patitas en la calle”.
Tan hábil personaje se refugió con GBA, aunque también comenzó a tramar su venganza al contratar al influyente abogado Hiram Sánchez, resulta que Sánchez aprovecha su compadrazgo con el actual sub procurador de justicia del Estado en Tijuana Jorge Alberto Álvarez Mendoza.
¿Qué no hay tráfico de influencias? ¿Por qué entonces buscan que los agraviados acaben en la cárcel? ¿Acaso Álvarez carecerá de escrúpulos?
La tarde del lunes la procuradora de justicia del Estado Perla del Socorro Ibarra llamó a cuentas al subprocurador Álvarez para conocer su versión. Aunque nadie sabe si acaso recibió una regañada, sus incondicionales dicen que regresó a Tijuana con las orejas agachadas.
Y aunque la mayoría de sus incondicionales sospechan que la procuradora le aplicó una generosa regañada, el señor su procurador se mantuvo callado.
Lo innegable es que Álvarez sintió irritación de su retaguardia y lo compartió con su compadre.
Aunque mantiene enterrada la cabeza, el mayormente agobiado es el desleal Francisco Javier Fernández pues la relación entre su abogado y el subprocurador era el cimiento de su venganza.
Todo se descubrió.
Trámite
Con la destitución de la titular de la CNDH en Tijuana Gabriela Navarro Peraza, los auténticos defensores de los derechos humanos en Baja California se encuentran sumergidos en el desconcierto.
El presidente de la Comisión Nacional de Derechos Humanos (CNDH) Luis Raúl González Pérez ha sido incapaz de tomar las riendas de un organismo que se encuentra en riesgo de perder su esencia.
Aunque el señor González Pérez es dibujado como “una lumbrera” en materia de derechos humanos, da la impresión que el objetivo de ese organismo le importa un pito.
¡Ni siquiera se interesa en conocer lo que pasa en las entidades federativas! Lo que suceda en la frontera norte de México le viene guango al titular de la CNDH.
Don Raúl esboza una sonrisa al conocer que “algún mexicano” es agredido por un patrullero fronterizo ¿Y eso qué?
Lejos de actuar con determinación, don Raúl deja que sus visitadores regionales hagan lo que quieran.
A finales del mes pasado, el quinto visitador Edgar Corzo Sosa pidió la renuncia de la coordinadora de la oficina regional Gabriela Navarro Peraza a quien –por cierto—nunca se le permitió desarrollar sus capacidades.
Desde su ingreso a esa oficina, Gabriela Navarro detectó “una mordaza” que ha impedido asumir una defensa valerosa de los derechos humanos de los mexicanos que lo demandan.
Aunque nunca lo dijo, la realidad es que la señora Peraza fue intermitentemente reprimida al referirse a las violaciones a los derechos humanos que cometieron (en su momento) los integrantes del ejército mexicano.
Si alguien pensaba que Raúl Plasencia (el ex ombudsman mexicano) se hizo experto en censurar las denuncias para no incomodar al gobierno, el actual presidente de la CNDH Luis González Pérez lo supera con creces.
Al margen de la oficina de la CNDH en Tijuana, este organismo se ha convertido en una auténtica “Oficialía de Partes” pues están dedicados a recibir las quejas.
Obvio que al concentrarse en la Ciudad de México, los expedientes están condenados al olvido. Los quejosos difícilmente pueden desplazarse a la Ciudad de México para conocer detalles de su caso.
En prácticamente todo el país, las representaciones de la CNDH cumplen a la perfección su tarea o misión de emplear amigos y parientes de los influyentes, aunque el objetivo principal está prácticamente en el olvido.

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