MALAS COSTUMBRES

INTRIGAS.

 

 

MALAS COSTUMBRES 

Por las malas costumbres del aun secretario de seguridad pública municipal de Tijuana (SSPM), Alejandro Lares Valladares, no tarda en reconocerse oficialmente un escándalo a nivel internacional, que esta a punto de reventarle al alcalde tijuanense, doctor Jorge Astiazarán Orcí.

Dice la historia: que hace unos meses, una compañía norteamericana de renombre en el ámbito de la fabricación y venta de uniformes, entre otros para las corporaciones policíacas, denominada ¨ACE Uniforms¨, sufría un serie de periódicos robos de mercancía, por lo cual iniciaron una investigación con el descubrimiento de un empleado involucrado, el cual estaba asociado con el de nombre de nombre Eduardo Mez González, el cual al parecer es un alias de Eduardo Gómez Macias, a los cuales se les descubrió una casa/almacén con mercancía que sustraían de la empresa en cuestión. Hasta aquí todo aparenta un robo más, sin gran interés para los que vivimos de este lado de la frontera.

Pero resulta y resalta, que dentro de dicha investigación, se descubrió que la “mercancía” la cruzaban de contrabando a Tijuana para su posterior venta, y el número de un celular basado en esta ciudad, de quien ubicaron como el comprador, por lo que la corporación norteamericana correspondiente, decidió pedir el apoyo del oficial de enlace de la policía municipal tijuanense, que en esa época era precisamente Lares Valladares. Solicitándole rastreara y les informara a quien pertenecía el dichoso número de teléfono celular.

A Alejandro Lares, se le ocurrió la brillante idea de pedir el apoyo de los dueños de una tienda de equipamiento policial ubicada en Tijuana, denominada “MOPA”, cuyos propietarios son sus viejos amigos Paúl Molina Bravo y su padre Alfonso Molina Patiño, este ultimo, por muchos años titular del área de peritos –encargados de los accidentes vehiculares en el municipio- de la policía municipal.

Comentándoles de que se trataba el asunto, y que sus amos “gringos” le pedían/ordenaban les informara a quien pertenecía el celular al que los inculpados se comunicaba con su contacto de Tijuana para hacer los bisnes.

Según se dice, sus las palabras textuales fueron: “Patiño, me están pidiendo los jefes gabachos que investigue un num. Celular de un robo en USA en la tienda ACE Uniforms”.

A lo que Patiño le contesto: “pues que esperas dales la información como debe y chingate al pasado de vivo”.

Pasando Lares a decirle: “el detalle es que el número celular le pertenece al que esta a tu lado –siendo este su hijo Paúl).

Continuando Patiño: “no, no espérame, espérame, vamos solucionando esto. Que bueno que somos amigos y podemos llegar a un arreglo”.

La solución: “se sacaron de MOPA todas las mercancías, se les quitaron etiquetas y series, y se resguardaron hasta que se enfrió dicha situación”

Por casualidades del destino, Alejandro Lares estreno vehículo en ese mismo mes. Obviamente, las autoridades del vecino país no recibieron información alguna, según la información que se les dio, el celular resulto de los que llaman descartables, y ya no estaba en servicio.

Otra casualidad, es que cuando al inicio de la presente administración municipal, Alejandro Lares Valladares fue nombrado secretario, uno de sus primeros nombramientos, fue el de Alfonso Molina Patiño como titular de los operativos conocidos como alcoholímetros. Se imagina usted la cantidad de negocio$ que deben seguir haciendo?

Bonitos antecedentes para un secretario, y más de seguridad pública, el cual llego al cargo gracias a que Astiazarán Orcí, guiado por los sentimientos, decidió pese a la prácticamente quiebra financiera del ayuntamiento y al cambio de los lineamientos y tiempos federales, seguir manteniendo la inoperante SSPM, en lugar de desaparecerla, con lo cual hubiera logrado un multimillonario ahorro para las finanzas municipales, nombro a su hijo “tonto o putativo”, un joven e inexperto que jugaba al policía, “lambisconeando” a sus superiores, sus cartas credenciales son las de haber sido GUACHOMA de algunos personajes “importantes” en el pasado, incluyendo al actual alcalde, del Teniente Coronel Julián Leyzaola Pérez, de Jesús Alberto Capella Ibarra, entre otos, quienes lo enviaron a tomar algunos cursos, cuyas principales credenciales son que supo “engañar y manejar” a las corporaciones estadounidenses para que lo avalan.

COMPLICIDAD EXHIBIDA 

Las evidencias están a la orden del día., los escándalos de manejos turbios no se pueden ocultar, y no deben reducirse a un problema de personajes que extorsionan.

Pese a las advertencias y denuncias públicas de “cochupos” de lo conocidos por “moto ratones” o agentes de transito, liderados por el jefe de la banda Raúl Malandroz, y sus compadritos Alberto Salazar Serrano y R. A. Maldonado Moreno, se pasaron el trienio anterior y lo que va de este incurriendo en irregularidades e ilegalidades sin el menor pudor, largamente toleradas por sus superiores, los cuales han sido sus cómplices.

En un hecho que no inhibe la corrupción, pero tampoco logra encubrirla, el doctor Jorge Astiazarán, ordeno al inepto Alejandro Lares, destituir a algunos de sus principales recaudadore$, quienes controlaban el área de transito. Por lo que no le quedo más remedio que removerlos, aunque para protegerlos lo denomino: “reingeniería para mejorar el servicio a la comunidad”. Anunciando que al jefe de la sección tránsito, le asignarían una nueva comisión. Es decir, atracaría en otra área.

Aunque corrió como “reguero de pólvora” la versión de la destitución por corruptos, ya que se descubrió que presuntamente “cobraban” cuotas a transportistas, repartidores de empresas, “atracaban” particulares, y demás, sus jefes decidieron protegerlos al cambiarlos de puesto sin investigación de por medio, menos sanción alguna. Muchos dicen que debido a que “salpicaban” las consabidas cuotas a estos.

En los pasillos de la corporación, dicen que jamás podrían demostrar su lujoso nivel de vida, menos las propiedades y negocios que poseen. Si, igualito que sus jefes pasados y presentes.

Para sumarle a este asunto, que debería ser penoso para las autoridades, en caso de que tuvieran vergüenza –aunque milagros no se pueden pedir-, el hasta hace unos días subjefe de Tránsito, Alberto Salazar, se vio involucrado en otro escándalo, al aparecer en redes sociales su hijo disfrazo de policía y diciéndose “parte del grupo ántrax del cártel de Sinaloa”.

Lo anterior, que pudieran ser tonterías de chamacos, no tendría la menor importancia de no ser por que en las fotos porta uniforme táctico y equipamiento oficial, incluyendo armas de grueso calibre y vehículos de la dependencia, al parecer asignados a su padre.

Subiendo las redes estas fotografías, con otras de su papá y un “escolta” en el interior de las propias oficinas de policía y tránsito municipal. Este tipo de situaciones, que ya se han presentado en otras ciudades de la republica, siempre han sido acompañadas con la separación del cargo del agente responsable del equipamiento –incluyendo vehículos-, para posteriormente proceder a aplicarle las medidas correctivas y punitivas correspondientes, incluyendo la destitución.

Pero en la actual administración no pasa nada, no se sabe si al doctor no le interesa poner ejemplos destituyendo a los malos servidores, o si de por si sus colaboradores o empleados, les vale sorbete y no lo “pelan”.

Mientras cada quien hace lo que le da su “regalada gana” en la policía, Tijuana vive uno de sus peores momentos en cuestión de seguridad y de confianza en sus corporaciones y autoridades. Lo que además se traduce en un aumento de delitos del fuero común.

Sobre el tema de la inseguridad, las autoridades no pueden deslindarse de sus responsabilidades y no pueden echarse la culpa entre los diferentes órdenes de gobierno, porque de hacerlo así se convierte en un cuento de nunca acabar, por eso se requieren políticas públicas efectivas para frenar los crecientes delitos. Aunque esto es prácticamente pedir milagros.

Ni que decir que no se tiene servicio de inteligencia y de estrategia, menos que estén coordinados las distintas instancias, federales, estatales y municipales. Y no se ve para cuando pueda cambiar esto.

Para las autoridades no tienen la menor importancia los desequilibrios en términos psicológicos y de convivencia cotidiana que se generan y agravian a los ciudadanos.

En los últimos trienios, el ayuntamiento de Tijuana, o mejor dicho la secretaria de seguridad pública municipal, se ha convertido en semillero de artistas, aunque sea de carpa. Primero tuvimos al “tambito que se creía rambito”; a continuación a “Payasola” y su teatro del terror; regresando el “tambito que se creía rambito”, ahora con su circo itirenante de “Virueta y Capellina”; y actualmente, la pareja conformada por el “gordo Molina” y el “Cochiloco”.

Por lo que se deduce que lo suyo, lo suyo, lo suyo, es la actuación, el montaje y hacer dinero, no la seguridad pública.

Así que el Jorge Astiazarán Orcí, tiene mucho que trabajar y avanzar, en materia de limpieza de su personal. Así como crear y fortalecer, programas de depuración y lucha contra o anti corrupción. O en castellano, tiene que correr a un buen número de colaboradores por corruptos o incapaces, o lo que es peor por corruptos e incapaces.

 

 

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INTRIGAS:  Escrito por Ricardo Madrigal.  Martes, 25 de Marzo de 2014.

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