Cicuta
Por Jaime Flores Martínez
Miercoles, 22 de Junio de 2016.
Rapaces
Atrapados entre los beneficios económicos que ofrece el servicio público y la urgente necesidad de recuperar la confianza social, los legisladores mexicanos se han encargado de enredar la madeja.
¡Los mexicanos estamos muy confundirnos sobre la llamada Ley 3 de 3!
Mientras que los senadores que apoyan esta iniciativa acusan a sus contrarios de estar en contra de la transparencia, estos últimos los acusan de protagonizar un teatro muy bien montado.
Por si alguien lo ha pasado por alto, la “Ley 3 de 3” es una iniciativa ciudadana adjudicada al empresariado mexicano. Unas 650 mil firmas de igual número de ciudadanos apoyan que los funcionarios transparenten su labor.
La intención es transformar la visión social que existe sobre la corrupción para contar con gobiernos que no se aprovechen del poder para enriquecerse.
El fondo de esta ley es que –antes, durante y después– los funcionarios públicos presenten (hagan pública) su declaración patrimonial, fiscal y de conflicto de intereses.
De esta forma nos quedaría claro si el funcionario público saca un beneficio extraordinario de la función que representa.
El caso es que apenas la semana pasada el Senado de la República se convirtió en el escenario de una guerra sin cuartel por ese motivo. Una pugna intestina mandó esa iniciativa al cajón de un escritorio.
Mientras los panistas que votaron a favor acusaron a sus adversarios de impedir el avance de la transparencia y la rendición de cuentas, los aludidos aseguran que los blanquiazules hicieron trampa.
El coordinador de la bancada priísta en el Senado Emilio Gamboa Patrón rechaza que los tricolores insistan en el ejercicio de la opacidad. Al hacer uso de la tribuna el senador petista Marco Antonio Blasquez se fue a la garganta de los panistas.
Ahí acusó los blanquiazules de trampear la iniciativa, pues con las modificaciones a esa Ley afecta a los propios empresarios. Ellos proponen la transparencia del sector público no de ellos.
Para que quede más claro, Blasquez dice que los panistas le tendieron una trampa a los empresarios (y, aunque no lo dijo) para tenerlos agarrados de la parte baja de su cuerpo.
Más allá de quien tenga la razón, el juicio social es que nuestros legisladores se revuelven por mantenerse en la impunidad.
La mayoría de los mexicanos observa que los intereses y las ambiciones desmedidas son las responsables de que nuestros legisladores pretenden esquivar la Ley Anticorrupción.
Si los detractores panistas son señalados con el dedo índice, seguro que muchos mexicanos lo dan por cierto.
Observadores de la corrupción, víctimas de la impunidad, los mexicanos dudan que exista un partido político capaz de ganarse la credibilidad social.
Y es que –la semana pasada– en la votación en el Senado de la República, cuatro panistas votaron en contra, 4 más del Partido de la Revolución Democrática y 6 senadores del Partido del Trabajo no asistieron. Vaya ni siquiera se presentaron a la votación.
Entre estos seis estuvo el senador Marco Antonio Blasquez, un personaje que goza de una reputación del nivel medio de la banqueta.
¡Y así sueña con ser gobernador de Baja California!
Aunque Blasquez fustigó a los panistas en la máxima tribuna del Senado, la difusión de su perorata solo arrancó una sonrisa a unos cuantos. Hasta intentó convencer a los reporteros bajacalifornianos de su decencia. ¿Cuál?
El mayor reto –en la estructura de gobierno– es justamente abatir los escandalosos niveles de corrupción. También es cierto que esa corrupción no solamente existe en el sector público, sino incluso se extendió a la iniciativa privada.
Las relaciones empresariales con el sector gubernamental son sinónimo de éxito económico. Sin embargo esta confusión está vigente pues los legisladores se encargaron de enredar más la madeja.
El resultado de la elección el pasado 5 de junio es la mejor prueba de que la gente no confía en sus representantes populares. Ya no hay confianza ni siquiera confía en las autoridades electorales.
Perdida
No hay un mortal capaz de localizar a la delegada de Caminos y Puentes Federales (CAPUFE) en Baja California Rosa María Castañeda a quien parece habérsela tragado la tierra.
Antes y después de la más reciente manifestación de los colonos de fraccionamientos ubicados después de la caseta de cobro en Playas de Tijuana, la señora delegada simplemente no existe.
Seguramente sacará la cabeza para decir que realizaba «recorridos de trabajo», aunque su bronceada epidermis se encargará de desmentirla.
Radio
El periodista Fernando del Monte y el autor de Cicuta son mancuerna en Fórmula Tijuana, que se transmite de lunes a viernes a la una y media de la tarde por la frecuencia 950 de amplitud modulada, Radio Fórmula Tijuana.
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